Habían transcurrido ya 7 horas y media desde que Alexej había llamado a Vladimir. Seguía sin obtener noticias de nadie y la situación empezaba a inquietarle. "Qué cojones estarán haciendo estos ineptos??!!"
Mientras pensaba en qué podía haberles ocurrido notó las vibraciones procedentes de su teléfono móvil. Era una llamada oculta.
- Sí?- Alexej contestó a la llamada con voz preocupada.
- Alexej? Soy Juve.
- Ah! Juve, dime amigo.
- Quiero que me vengas a ver inmediatamente a casa de mi maestro, es urgente.
- Voy volando.
Tras colgar el móvil Alexej corrió hacia su Audi A8, de cristales tintados y chapa blindada, y se dispuso a ver qué había ocurrido.
"Imagino que la ausencia de su maestro le de algo más de libertad de movimiento... así podrá acompañarme a buscar al imbécil de Simao..."
Después de una larga carrera por la autopista Alexej llegó a su destino. La casa de Zipotten era prácticamente un palacio. Las dimensiones y los adornos de la entrada eran espectaculares.
"Joder... cómo odio a los suizos..."
En el portón de entrada Alexej tuvo que detenerse y presionar un botón que parecía ser el timbre. Encima del timbre podía apreciarse un letrero dorado que rezaba "Dinastía Zipotten".
"Joder...". Alexej no podía creerse lo que estaba leyendo. "Dinastía??, menos mal que ya hay uno menos..."
Al abrirse la puerta Alexej pudo observar que se había desplazado una ingente cantidad de personal periodístico hasta el lugar.
Alexej estaba satisfecho. Sin duda el asesinato había sido espectacular.
Salió del vehículo y comenzó a andar hacia la puerta de la mansión. A su alrededor decenas de periodistas comentaban lo ocurrido. Alexej redujo progresivamente el ritmo de su marcha al escuchar que una joven periodista de pelo oscuro y largo estaba relatando lo ocurrido en el lugar. Debido al exagerado acento gallego que tenía la periodista Alexej sólo pudo entender algunas palabras sueltas.
"Muerte... Maestro... Atacado... Mansión... Escándalo... Bambú...". Alexej sonreía satisfecho, aunque no estaba del todo seguro de qué es lo que pintaba el bambú en todo esto.
Al entrar en la casa, no sin antes haber sido interrogado por numerosos periodistas e incluso algún miembro del cuerpo policial, Stukov se acercó a Juve fingiendo estar sorprendido por todo aquello.
- Juve! Qué ha ocurrido aquí?
- Alexej! Acompáñame, rápido. Alejémonos de la prensa.
Stukov le siguió a una habitación alejada de la entrada y tras cerrar la puerta volvió a preguntar.
- Qué ha ocurrido? - Trataba de disimular su felicidad, pero no le estaba resultando del todo. Por suerte Juve no le prestaba excesiva atención.
- Tienes algo que ver con todo esto?
- Yo? pero qué cojones ha pasado? Ni siquiera sé qué es lo que ha ocurrido!
- Alexej... Karl ha estado a punto de morir.
- Quién es Karl?
- Zipotten. Casi le matan.
"Casi??!! Por Dios... nunca más le confiaré una misión a Vladimir... menudo tropel de incompetentes!"
- Y eso? Qué se sabe?
- Stukov, no estoy para bromas. Zipotten se enfrentó a 5 rusos armados con AK-47 ...
- Deja, se lo contaré yo mismo. - La voz de Zipotten sobresaltó ligeramente al ruso.
- Ho... hola. Encantado de volver a coincidir. - Alexej no podía creer lo que estaba viendo. Zipotten no tenía ni una sola herida. Vestía una bata de color rojo con el símbolo de masculinidad repartido a lo largo y ancho de la misma. Su colgante de oro de 24 quilates brillaba con una intensidad que Stukov jamás había visto.
- Igualmente. Siéntate. La historia es larga.
Alexej y Juve se sentaron en un sofá, mientras que Karl tomó asiento en un amplio sillón de cuero que había en la habitación frente al sofá.
- Escucha. Esta mañana, sobre las 6.30 aparecieron en mi casa 5 rusos con traje militar y armados con Kalashnikov's.
- Cómo sabe que eran rusos?
- Se comunicaban entre ellos en ruso.
- Sabe hablar ruso??
- Por supuesto.
- Vaya... no sabía...
- Déjeme continuar.
- Claro, faltab...
- Los rusos comenzaron a dispararme, pero por suerte soy experto en numerosos tipos de artes marciales, por lo que logré esquivar la mayor parte de las balas y desviar el resto con mis manos. Tras desplazarme hasta mi armario conseguí agarrar mi vara de bambú. Es un arma exótica multiusos. Logré usar la estrategia de lanzarla y saltar sobre ella mientras volaba, lo cual me sirvió para aproximarme a los enemigos a velocidades que no les permitían reaccionar. Perfeccioné esa técnica en Namek, a manos del maestro Alf Putenroi. Tras derribar al primero de ellos logré extraer mis lunchakos de mi ropa interior y derribé al segundo en cuestión de décimas de segundo. Mis entrenamientos a gravedad 120 me han ayudado mucho a mejorar mi velocidad y mi fuerza, al igual que mi técnica. Por supuesto no acabó ahí. Los otros 3 rusos seguían disparándome sin cesar y tuve que emplear mis estrellas ninja para acabar con dos de ellos, mientras que el tercero trató de huir en el mismo instante en que sus dos compañeros cayeron al suelo, pero le seguí corriendo por la pared y en el momento en el que le alcancé me precipité sobre él propinándole un golpe mortal en la nuca. La policía ha estado interrogándome y según me han comentado posteriormente uno de los rusos había recibido una llamada aproximadamente 2 horas antes de lo ocurrido, lo cual les hace pensar que quizás ésa fuese la orden. Todavía no han descubierto de dónde procede, pero lo descubrirán. Tienen al mejor investigador a nivel mundial. Su inteligencia es incluso comparable a la mía. No sé cómo se llama, sólo sé que es negro... gracioso, verdad?... Pero bueno... he de irme, me esperan cuatro impresionantes strippers en mi habitación, tengo que darles lo que se merecen, no sé si me entendéis. - Guiñando un ojo mientras señalaba a Stukov con ambos dedos índices atravesó el umbral y se dirigió a otra habitación.
Tras unos minutos de silencio Alexej le lanzó una sorprendida mirada a su compañero.
- No me dijiste que era tu profesor de yoga?
- Sí, pero eso es sólo la clase de mantenimiento. Luego tenemos otras clases de todo tipo... baile contemporáneo, kárate, judo, cocina... ya sabes... todo eso.
- Claro... - Stukov seguía sin creerse lo que acababa de oír.- En qué trabaja? Uno como él vendría muy bien en el ejército.
- Ah, no. Qué va... él no trabaja, es rico. No le hace falta. Tampoco acabó el colegio, era superdotado, no le hacía falta.
- Vaya...
- Bueno, mira... vámonos de aquí. Hoy estoy algo cansado, me duele la cabeza y no me apetece hacer nada...
- No vendrás conmigo?
- No, lo siento.
- Bueno...
- O bueno... sí, espera, iré contigo.
- Decídete. Yo tampoco tengo todo el día.
- Sí, sí. Voy contigo. Vamos a pasar por mi casa, recojo los rifles y los cargadores y vamos a donde decías tú de ir.
- Aún no te he dicho a dónde vamos a ir.
- Ah, no? Juraría que...
- No, Juve, no te lo he dicho.
- Ah. Vaya...
- Bueno, vámonos.
- Sí.
Al salir del edificio Juve se acordó de que no había desayunado esa mañana.
- Y si vamos a tomar algo?
- Juve!
- Qué??!! Tengo hambre.
- Dios... de acuerdo, pero a partir de ahí no vuelvas a tocar los cojones.
- Pero si no he dicho nada, sólo digo que...
- VALE!!! Es suficiente!
- Ok.
Juve entró en el coche mientras Alexej miró una última vez hacia la mansión del suizo. "No me lo puedo creer."
Subió al coche, lo arrancó y salieron del recinto a toda velocidad.
- Alexej...
- No.
- Alexej, tengo que ir al baño...
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2 comentarios:
jajajajajajajajajajajaja, que grande la pelea con los rusos, impresionante xD.
Jajaja, te pasas tres pueblos.¡Me has puesto como un pesado! ¡Te vas a enterar!
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