domingo, 4 de febrero de 2007

Capítulo 2: Un viejo amigo

La cola era interminable. Parecía que aquello nunca iba a acabar, pero el agente Madman permanecía impasible. No era la primera vez que tenía que esperar durante horas para dar con su objetivo. Llevaba ya muchos años en el cuerpo de una unidad secreta rusa y esto de buscar objetivos en actos públicos era parte de su vida. Madman estaba sumido en sus pensamientos... algo no paraba de taladrar su cerebro desde hacía horas... "Por qué leches no compraría aquel batido de chocolate...". Las horas pasaban y la cola no parecía moverse. Tampoco daba la impresión de que aquí pudiera esconderse un francotirador americano, pero eran gajes del oficio... la espera teóricamente llegaría a su fin poco antes del comienzo del espectáculo. "No entiendo cómo puede haber tanta gente interesada en un grupo que se llame 30 Seconds to Mercury... es ridículo..."
De repente un personaje de baja estatura y pelo rizado chocó con fuerza contra él, la gente gritaba y le lanzaba objetos en señal de protesta mientras que el individuo continuaba su forzada marcha sin inmutarse siquiera.
- Pero qué haces, imbécil! - Alexej tenía la tensión alta y encima de tener que poner a prueba su paciencia en una interminable cola plagada de retrasados un comandante en jefe del tropel de inútiles parecía haber ordenado la retirada. - Esque no ves que por aquí no hay sitio??!!
Si algo había en el mundo que le molestara más que tener que esperar durante horas en una cola eso era el hecho de que alguien le ignorara. Sin pensárselo dos veces Alexej abandonó su puesto en la fila y comenzó su desesperada carrera hacia el misterioso individuo.
Su extrema velocidad y su increíble aguante le ayudaron a recortar distancias en cuestión de segundos. "Tantos años en el cuerpo parece que sirven de algo..."
Pocos segundos más tarde ambos individuos llegaban al final de la cola, donde el objetivo de Alexej dobló la esquina a toda velocidad, adentrándose en un callejón oscuro que, por lo que él sabía, no tenía salida.
Las sospechas de Alexej se confirmaron: estaba en un callejón sin salida.
- Qué? parece que no tienes salida ahora. Has cometido un grave error.
El extraño sujeto estaba ahora apoyado en una pared, jadeando y con la cabeza orientada hacia el suelo. Al escuchar a Madman el individuo se giró y le miró a los ojos. Alexej no pudo reconocer al hombre frente al cual se encontraba, debido a la poca luz que entraba al callejón, sin embargo un sexto sentido le decía que no era la primera vez que se encontraba con él.
Metiendo la mano en su chaqueta Alexej se iba acercando poco a poco al individuo.
- Nos conocemos?
- No. - contestó con una seguridad que nada tenía que ver con lo normal en esta situación. La voz le resultaba familiar, pero seguía sin reconocerle.
- Estás seguro? juraría que sí. - Alexej comenzaba a utilizar un tono algo más duro, mientras extraía lentamente un objeto del interior de su chaqueta.
Simao estaba familiarizado con este gesto. No era la primera vez que alguien le apuntaba con un arma, por eso sabía bien que no podía quedarse ahí sin hacer nada o este loco le volaría la cabeza. Conocía perfectamente al hombre que ahora se aproximaba a él frunciendo el ceño: Alexej "Madman" Stukov, ex-militante en filas del ejército ruso reconvertido a espía de las fuerzas del mismo país. Probablemente el mejor tirador al que se hubiese enfrentado jamás.
- Escucha, tengo algo de prisa, tengo tareas pendientes aquí y no me gusta perder el tiem...
Antes de que pudiera terminar la frase Simao se abalanzó sobre él, tratando de desestabilizarle, pero Stukov se apartó gracias a un ágil salto hacia su derecha. Mediante una voltereta se volvió a levantar encañonando a Simao con su Five-Seven de producción finlandesa.
- Bonita, verdad?
- Sin duda. Pero según sé sólo agentes del gobierno americano la llevan, o al menos de forma legal.
- Correcto. - La sonrisa le delataba. - Como habrás deducido ya, no soy agente del gobierno americano, por lo que podrás imaginarte de dónde la saqué. Tengo otras 5 en casa.
- Vaya...
- Cállate. Sé quién eres. Te libraste de un balazo en la sien la última vez que te hicimos una visita a casa, pero esta vez siento tener que informarte de que... morirás.
Simao no estaba prestando excesiva atención a las palabras del ruso, la herida que éste tenía en su mano podía ayudarle a salir con vida esta vez. "A juzgar por las calcificaciones de la herida diría que es fresca... si consigo alcanzarla con algo podría tratar de huir mientras él se retuerce de dolor..."
- Últimas palabras? Las recopilaré en mi próximo libro, en tu honor. - Alexej ya había colocado el silenciador y ahora se disponía a apretar el gatillo.
Sin darle tiempo a ejecutar la acción, Simao volvió a arremeter contra él con un furioso golpe en una rodilla, al mismo tiempo que intentaba golpear la herida que había estado analizando.
Alexej reculó debido al impacto en su rodilla y el golpe de Simao falló. Con el impulso Simao no logra frenar y choca con la cabeza contra un contenedor de basura metálico. Alexej observa con atención al objetivo... parecía que había muerto. El oído derecho de Simao estaba sangrando sin parar y en el suelo quedaban restos de lo que pocos minutos antes habían sido huesos de un oído interno en perfecto estado.
"Definitivamente ha muerto... nadie sobreviría ese impacto". Stukov guardó su pistola y se encaminó hacia la cola de nuevo cerrándose la chaqueta al salir del callejón.
Ante él una interminable cola parecía haberse duplicado desde que la había abandonado.
- APARTAD!, es urgente! - Alexej avanzaba por entre la marabunta humana sin detenerse ni un instante. Persona que salía a su paso para intentar conservar su sitio, persona que recibía un potente impacto en la cara, el estómago o el cuello. No estaba para bromas. Su objetivo podría estar ahora bien situado para cometer su crimen, y él ni siquiera lograría impedirlo.
"Soy débil!, he fracasado!" Su mirada se perdía en el horizonte mientras buscaba una forma de llegar al lugar en el que estaría su contacto. La mayoría de la gente ya se apartaba a su paso, sin embargo todavía había ineptos que no parecían tener muy clara la situación.
- Ey, tú! a ver qué va a pasar!... estamos nosotros en la cola! - Un sujeto de baja estatura y con cara de estar algo perdido sostenía un helado de chocolate en una mano y señalaba Stukov con la otra, para irritación de éste.
Alexej se detuvo. "Qué debería hacer con este piltrafa?..."

3 comentarios:

William Manney dijo...

Que quieres que te diga yo le hubiese disparado en la cabeza...

No me fio yo de las muertes por golpes, en el cine ya se sabe.
Hasta he visto malos malisimos que sin cabeza eran capaces de revivir.

Creo que Simao, mañana se levantara con un dolor de cabeza tremendo y medio sordetas.

Anónimo dijo...

Probablemente Simao sobrevivira, su oido estará perfectamente y ni si quiera le quedará cicatriz.

Anónimo dijo...

si, ademas seguro que el salvador es un bombero... esto comienza a sonarme, me as contado esta historia alguna vez??? jejejeje