lunes, 5 de febrero de 2007

Capítulo 5: El retorno del yeti

- Está bien?
- Sí, no se preocupe... sobrevivirá - El Dr. Zanzor trataba de calmar al extraño individuo que había entrado a la clínica. Era sorprendente que hubiese tantos interesados en conocer el estado de salud de un vagabundo del que no se sabía ni de dónde procedía.
- Pero qué le ha ocurrido? - Jack parecía estar preocupado, nunca antes había tenido esa sensación de vacío. También era cierto que nunca antes nadie le había debido tanto dinero como en este caso. - Este imbécil siempre se está metiendo en problemas. Estoy bastante jodido de pasta y como no me pague lo que me debe me encargaré de que muera. Yo mismo lo haré si es necesario.
- Tranquilícese, estará bien en un par de horas. Ya ajustará cuentas cuando termine su recuperación. - Zanzor analizaba al paciente con atención.- Es increíble... nunca antes había visto a alguien resistir un golpe en el cráneo tan duro. El traumatismo cráneo-encefálico era grave, y sin embargo ha sobrevivido sin mayor problema. Es más... se recuperará de la herida como si fuese un rasguño en un brazo.
- Quién le salvó?
- Por lo que sabemos fue un bombero. Usó su hacha de emergencia para abrirle el cráneo y colocarle los huesos del oído, para posteriormente coserle la herida. Lo impresionante es... que no ha dejado ni rastro de la herida... está perfecta... no sé cómo ha podid...
- Stukov! - Simao tenía pinta de estar recuperándose del golpe, pero seguía agitándose en su camilla debido, probablemente, a una pesadilla.
- Simao!, estás bien? - Jack pareció alegrarse del regreso de su compañero.
- No creo que te oiga, aún debe de estar débil... sería demasiado que después de un golpe así ni siquiera estuviese con dolor de cabeza. Es imposible... sería inhum...
- Hola Jack. Sabía que vendrías. - Simao se incorporó en la camilla y se desprendió de los vendajes. - Tengo tu dinero.
- Gracias a Dios! Tienes mi dinero!
- No... no entiendo cómo es posible... yo... nunca he visto nada igual... - Zanzor estaba balbuceando. No sabía qué decir ante tan complicada situación.
- Escucha Jack... quiero que averigües dónde se esconde Alexej Stukov. He de ir a matarle.
- Nah, antes quiero ver mi dinero.
- Toma aquí lo tienes... - Sacando un enorme fajo de billetes de su bolsillo Simao comenzó a contarlos uno a uno, hasta llegar a la cantidad que Jack echaba de menos. - Aquí lo tienes. Me ayudarás ahora?
- No lo dudes.
- Bien, tú también tienes arma. Dámela.
- Estás loco? - Jack nunca se desprendía de su P-228, ni siquiera para dormir. El hecho de que Simao le preguntara por su arma era extraño. - Por qué quieres mi arma? Tienes miles en tu trastero!
- Stukov ya habrá saqueado mi piso, no quedará nada. Además... es arriesgado, podría sospechar que sigo vivo y estar esperándome en las cercanías de mi piso.
- Pues vete a tu mansión y coges las que tengas allí.
- Y cómo llego, imbécil? - Simao empezaba a perder la paciencia.
- En tu helicóptero privado?? Dios mío, para qué lo compraste si nunca lo usas??!!
- Mataron a mi piloto.
- Pero tu sabes pilotarlo!
- Necesito un copiloto.
- Agh!, eres un coñazo.
- Significa eso que me dejarás tu P-228?
- Para nada.
- Disculpad señores... - Zanzor estaba algo perplejo al escuchar la conversación y no pudo evitar entrometerse. - Escuche... no puede abandonar su camilla hasta pasados unos días... todavía tenemos que hacerle unos análisis. No debería irse aún.
- Hm... he de irme.
- No, ha de quedarse. En serio, en su estado no es buena idea que se marche. Además, la policía está en la puerta esperando que se mejore para meterle en la cárcel. Hay 16 agentes repartidos entre esta planta y un total de 32 en todas las salidas del hospital. Se encuentra usted en un décimo-tercer piso, es imposible que salga de aquí sin ser visto. Lo mejor será que descanse.
Simao analizó la situación rápidamente y lanzándole una cómplice mirada a Jack susurró:
- Está bien. Me quedaré aquí. Pero haga el favor de traerme algo para beber, estoy muriéndome de sed.
- De acuerdo. Señor Sheikenhausen, encárguese de él mientras tanto.
- No se preocupe. - Jack sonrió de forma forzada y en cuanto el médico abandonó la sala se giró hacia Simao. - Qué cojones piensas hacer ahora??!!
- No te preocupes, tengo un plan... pero necesito tu ayuda. Me escaparé por el conducto de aire acondicionado. Lo he hecho otras veces.
- Dios... y yo qué tengo que hacer?
- Entretén al médico, impide que se den cuenta de que falto antes de que haya logrado escaparme lo suficientemente lejos del edificio. Te daré un toque al móvil cuando eso ocurra.
- Vale, date prisa... esto es una locura!
- Confía en mí.
- En absoluto, pero bueno... es tu vida, a mí me la suda.
Pocos segundos después Simao se encontraba escalando el conducto de aire acondicionado. Daba la impresión de que fuese a atascarse en la entrada, pero sorprendentemente Simao se adaptaba a la forma del conducto en cada movimiento que hacía. El aire que venía de frente no le incordiaba en absoluto y avanzaba a gran veolicidad por el conducto.
Mientras tanto Jack fue en busca del médico para aburrirle con conversaciones estúpidas. "Espero que esto funcione... le contaré que tengo un amigo muy precoz, lo mismo me sugiere alguna cura para el pobre chico y consigo alargar la conversación".
Simao seguía avanzando por el conducto. Con enorme agilidad se iba deslizando por diversos tubos de mayor o menor tamaño hasta dar finalmente con un pequeño cruce entre tuberías. Simao sacó su brújula del bolsillo y comenzó a meditar. "Norte... Oeste... Norte... mierda! dónde estaba la salida??!!"
Pocos segundos después se decidió por una de las tuberías aleatoriamente. Introdujo la parte superior de su cuerpo para tener algo más de control en caso de que no fuera esa la salida. Sin embargo, al entrar se desequilibró, resbaló y cayó. Se dio cuenta de que éste no era el camino correcto, pero ya no le daba tiempo a reaccionar. La caída fue larga y prácticamente en vertical. Tras unos pocos segundos de angustia, Simao chocó con brutalidad contra una rejilla al fondo de la tubería. Ésta se rompío y Simao cayó, rasgándose el brazo y parte del pecho y el cuello al hacerlo.
Al levantarse Simao se dio cuenta de que estaba en la morgue del hospital. "Si me meto en uno de estos contenedores podría salir sin llamar la atención...".
Tras analizar todas las posibles soluciones a su problema, Simao se decantó finalmente por la primera opción que pasó por su cabeza. Atándose el brazo con una goma resistente se inyectó un sedante que poco tiempo antes había logrado robar del bolsillo del doctor Zanzor. "Ésto debería ser suficiente para permanecer inmóvil durante unas cuantas horas". Al acabar de inyectárselo, Simao se tumbó sobre una de las camillas que había en la sala y se tapó con una manta. Poco a poco comenzó a sentir el efecto del sedante y tras unos segundos perdió el sentido.

[] [] [] []

- Dónde se ha metido! - El oficial estaba bastante nervioso. Uno de los traficantes de droga más buscados del país se había vuelto a escapar. - Joder! 50 componentes del cuerpo y NI UNO LE HA VISTO SALIR! A qué estáis jugando??!!
- Señor, simplemente ha desaparecido.
- Sí... es verdad... suele ocurrir que un tío con más pelo que el sobaco de Chewbacca desaparezca de su habitación del hospital sin dejar ni rastro y sin que nadie le haya visto! Por Dios! Ese tío es inconfundible! Interrogad a todo el hospital, buscad huellas, rastros... algún pelo tendrá que haber perdido al escapar de su habitación!...
- Sí, Señor.

2 comentarios:

Arturo Orgaz Casado dijo...

Jajajaja, anda que lo del bombero... cómo te pasas....

Anónimo dijo...

un respeto a la profesion, q tb tenemos derecho a aparecer en stas historias de forma valerosa y heroika