- Martaaaa! Quieres salir del baño de una vez??!!- Jorge estaba acelerado y sus pulsaciones aumentaban a cada segundo que pasaba. - Llevas 3 horas y media ahí dentro!
- Estoy preparándome para el concierto, estoy maquillándome y aún tengo que elegir la ropa que voy a ponerme.
- Dios mío!, pero aún no has elegido la ropa??!! - Jorge estaba con la tensión metida en el cuerpo y a punto de explotar. - Es un concierto de Pop-Rock, no tienes que ir arreglada.
- Para ti es fácil decirlo! Sólo tienes dos pares de pantalones, tres camisetas y una camisa... no tienes mucho donde elegir.
- Me dices que no tienes tiempo de echar un polvo y sí tienes tiempo para estar 4 horas metida en el puto baño! En serio... me desesperas!
- Hazte útil y dale de comer a Sancho al menos. El pobre gatito debe estar a punto de morir de hambre, llevas dos días sin ponerle nada de comer.
- Pero no hacía la fotosíntesis?
- Imbécil! Dale de comer!
- Vale... vale...
Jorge iba dando pasos cortos por el pasillo mientras pensaba en qué camiseta ponerse para ir al concierto. Al ver al gato le entraron ganas de darle una patada, pero se contuvo.
- Ven aquí bichito... ven con papá... te voy a dar algo de comer, que me ha dicho mamá que eres un incompetente y no sabes hacértela solo.
El gato pegó un brinco al escuchar a su dueño y se escondió detrás del sofá.
- Puto gato de los cojones!, eres un puto parásito! - Acercándose al sofá, Jorge iba mirando cómo Sancho se escondía cada vez más, mientras le miraba con ojos que delataban el miedo que el animal estaba pasando en esos momentos. - No te voy a hacer nada, joder! Ven aquí!
El gato no se inmutaba. Seguía observando a su dueño con miedo y cada vez que éste daba un paso al frente se metía más y más detrás del sofá.
- Menudo cobarde. Me das verdadero asco.
En un subidón de adrenalina Jorge decidió acabar con el problema y cogiendo carrerilla se abalanzó sobre el sofá, empujándolo con fuerza contra la pared.
El chillido se escuchó en toda la casa y Marta salió disparada del baño.
- Qué has hecho con Sancho, animal! - Su cara estaba a medio pintar y seguía sin haberse vestido. Al ver a Jorge tratando de meter la mano detrás del sofá su cara pasó de expresar susto a expresar odio. - Imbécil! Qué has hecho con el gato??!!
- Nada, estoy intentando sacarlo de ahí para darle de comer, nada más... esque me tiene miedo y no sé por qué... se ha debido quedar atrancado porque no hay forma de moverlo de ahí.
- Mueve el sofá inepto!
- Sí, sí... estoy en ello. - Mientras hablaba se disponía a tirar del sofá. - No sé cómo lo habrá hecho. Siempre te dije que los gatos son muy tontos, nunca debiste comprarte uno.
- Cállate Jorge, saca a Sancho de ahí.
Tras unos minutos de forcejeo, Jorge consiguió mover el sofá. El gato yacía junto a la pared y en sus ojos se reflejaba ahora aún más el miedo que estaba pasando.
- Espera, lo sacaré de ahí.
- No, Jorge, ten cuidado! No le hagas daño!
- No, no... para nada. - Acto seguido Jorge extendió el brazo para alcanzar al gato. Al no llegar a agarrarlo del todo se decidió a cogerle de la cola. Tirando de él lo sacó a pulso de detrás del sofá. - Ya está, ves? Todo arreglado.
Marta se había quedado boquiabierta. El gato no se movía.
- Pero qué haces, bruto!
- Sacarlo, no habías dicho que...
- Pero no así!
- Vale! me encargo de esto, joder... tú cámbiate, que llegamos tarde!
- No me chilles!
- Vete al baño y termina de cambiarte! Yo me encargo de Sancho, joder!
Marta le miró con cara de pocos amigos, pero decidió hacerle caso y terminar lo que estaba haciendo en el baño.
Jorge mientras tanto acariciaba al gato sintiéndose culpable.
- Lo siento Sancho, estaba algo nervioso y... se me fue la cabeza, perdóname, en serio.
El gato no se movía, sus ojos seguían mirando a todos lados con nerviosismo.
- Muévete, haz algo...
Nada.
- Por favor, Sancho...!, espera te traeré algo de comer.
Jorge se levantó y se dirigió hacia la cocina, agarró algo de pienso, lo que le quedaba y lo echó en el bol. El pienso no llegaba ni a un cuarto de la capacidad del bol, la cual suponía el mínimo de alimentación diaria del gato.
"Mierda, no es suficiente... tendré que buscar otra cosa..."
Volvió a levantarse y se dispuso a buscar algo de comer que hubiese sobrado de los últimos días.
"A ver... pollo asado... no, ya tiene moho... espaguetis... no pintan mal, aunque están algo duros ya... cocido, no queda mucho, pero quizás si lo mezclo con los espaguetis es suficiente... haré un puré y se lo pondré con el pienso."
Jorge comenzó a coger todos los platos con comida que iba encontrando en su cocina y los iba echando en una olla medianamente limpia. Agarró la batidora y empezó a tratar de machacarlo todo lo mejor que pudiera.
Tras unos minutos decidió que era suficiente. "Bueno, quedan grumos algo voluminosos, pero estará bien."
Al volver al salón el gato seguía en la misma posición y no había comenzado a comer del bol, aunque lo observaba con atención.
Jorge echó el contenido de su olla en el bol y se sentó al lado del gato.
- No te gusta? te he traído más comida. Puedes comértelo todo, te doy mi permiso.
El gato no se movía. Sin embargo comenzó a maullar desesperadamente.
- Dios, pero qué pasa, tengo que hacértelo yo todo?
Volvió a levantarse para ir a la cocina y al volver se encaminó hacia el gato. Agarrándolo del cuello le colocó un embudo en su pequeña boca y comenzó a verter el contenido del bol en el embudo.
- Está bueno, eh? Te gusta verdad?... mmm, qué rico! - Jorge sonreía alegremente y miraba al gato de vez en cuando para ver si estaba disfrutando de su comida.
Al poco de haber vertido todo el contenido volvió a dejar todo en la cocina.
- Vamos a jugar a algo, Sancho!
El gato ahora ni siquiera se inmutaba. Si antes no se movía del sitio ahora ni siquiera variaba la dirección de su mirada.
- Sancho?, estás bien? - Jorge comenzaba a ponerse algo nervioso, y tras haberle golpeado ligeramente el pecho empezó a tomarle el pulso. "No suena nada, estará muerto?"
Jorge seguía insistiendo y golpeaba al gato para intentar que éste reaccionara, pero a cada golpe que recibía y le hacía cambiar de posición el gato se quedaba inmóvil en la nueva posición.
- Mierda. Lo he matado. Tengo que inventarme algo para que Marta no haga lo mismo conmigo...
Tras unos minutos de silencio, Jorge pensó en una solución.
"Genial, Jorge, eres un auténtico genio!"
Agarrando el gato por el cuello, Jorge se levantó y comenzó a andar hacia una de las habitaciones de su casa. Al abrir la puerta de la misma un fuerte olor a podrido le golpeó la nariz, al mismo tiempo en que una nube de moscas comenzó a revolotear a su alrededor.
"Buff, qué asco!, creo que me toca limpiar este mes..."
Agachándose, sosteniendo aún a Sancho en su mano empezó a buscar.
- Tango! dónde estás bonito?!
Tuvieron que transcurrir otros 40 segundos hasta que Jorge encontró al perro, tumbado en una esquina de la habitación con las patas delanteras extendidas y el hocico postrado sobre las mismas.
- Lo siento Tango, voy a tener que culparte de asesinato. Menos mal que estás dormido, así no tendré que suministrarte el sedante.
Acto seguido Jorge introdujo al gato en el hocico del perro. Abriendo las mandíbulas y colocando al gato en posición estratégica en su interior volvió a cerrarlas.
"Vaya, está bastante delgadito pobrecillo, tantos medicamentos al final le están pasando factura..."
Orgulloso de su acción Jorge volvió a su habitación para terminar de cambiarse y esperar a que saliera Marta.
- Jorge, estás listo?
- Sí, mi vida, estoy listo.
- Has dado de comer a Sancho?
- Sí, amor, ya está hecho.
- Bueno, voy a darle un besito de despedida y nos vamos, ok?
- Listo, lo que pasa esque no sé dónde se ha metido, ha terminado de comer y ha salido corriendo, no sé a dónde.
- Bueno lo buscaré. Tú ponte a buscar tu cartera que tenemos que pagarle las entradas a Paco y Pancracia.
- Ok.- Mientras Marta le daba indicaciones él se disponía a buscar su cartera.
"A ver... dónde podría hablerla dejado... la última vez que la vi por aquí fue en el cesto de la ropa sucia... la anterior fue en la taza del wáter... quizás..."
- AAAAAH! JORGE!- Marta tenía toda la pinta de estar a punto de sufrir un infarto, aún con su corta edad. - Qué has hecho con Sancho??!!
- Amor, no sé, ya te he dicho que...
- AAAH!... Dios mío!, está muerto!
- Qué dices! - Jorge trataba de fingir, era un experto a la hora de actuar, pero esta vez la situación era algo más delicada.- Amor, dónde está!
- Jorge! eres gilipollas??!! te crees que soy imbécil??!!... Tango lleva muerto desde hace 3 meses! pretendes que me crea que ha atacado a Sancho y lo ha matado??!!
- Eh... yo... mira... yo... perdóname amor...
- Bueno, da igual... compraremos otro... ahora tenemos que irnos, si no llegaremos tarde al concierto. Coge el abrigo y vámonos.
- De acuerdo...
Con un fuerte portazo Marta y Jorge se despedían de su piso ese día. Aún no tenían la menor idea de que la muerte de Sancho era la primera de las muchas sorpresas que les esperaban ese día.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Seguro que triste romeo conoce al exterminador de mascotas...
Publicar un comentario