lunes, 5 de febrero de 2007

Capítulo 3: "Aléjate de la luz!"

La mirada de aquel extraño tipo resultaba amenazadora. Todos los acompañantes del pequeño heladero se encontraban ya retrocediendo disimuladamente, dejándole solo frente al misterioso personaje.
- Luigi, deberías dejarlo. - Una voz tímida y suave trató de persuadir al desorientado chico del helado. - No queremos meternos en problemas, de verdad.
- Pero estamos nosotros en la cola! - Luigi no parecía estar muy al corriente de la situación y convencido de sí mismo dio un paso al frente interponiéndose en la trayectoria que el individuo parecía estar trazando. - Deberías ponerte al final de la cola, como todos. Llevamos esperando horas.
- Aparta. - Alexej frunció el ceño y se inclinó levemente hacia el frente, acercando su cara a la de Luigi.
- Mira, si quieres nos tomamos unas cañitas y tan colegas, pero en este sitio estamos nosotros y tendrás que respetarlo.
Alexej volvió a erguirse y comenzó a colocarse los guantes de cuero, mientras miraba de reojo al pequeño muchacho que tenía delante. Una forzada sonrisa pudo apreciarse en su rostro antes de que un potente golpe apartara a Luigi de su camino.
Luigi había recibido muchos golpes a lo largo de su vida, pero éste había sido, hasta ahora, el golpe más duro que había recibido jamás... y eso que estaba acostumbrado a recibir palizas por sus impertinencias.
"Menudo imbécil... preguntarme a mí si quiero tomar una cerveza con un retrasado como él... este país está lleno de capullos..."
- Luigi! estás bien? - Una chica con gafas, pelo rizado y jersey de cuello alto se acercó al heladero mientras Alexej avanzaba con largos pasos entre la multitud.
- No sé... no siento las piernas.
- Luigi, te ha dado en el pecho.
- Ah, pues juraría que...
- Luigi! - el grito interrumpió a Luigi. Paco había visto la escena desde una distancia prudente y al acabarse el lío decidió correr de nuevo hacia la posición en la cola donde ahora se encontraba tumbado su amigo. - Estás bien?, espera... te reanimaré!
- No, no! que est... UFF! - El impulso del golpe en el estómago por parte de su amigo le robó el poco aire que le quedaba para respirar. Comenzó a ponerse rojo y a respirar más rápido intentando coger aire.
- NO LUIGI! NO TE MUERAS! - Paco gritaba mientras seguía ejerciendo presión sobre el estómago. - Hemos vivido demasiadas cosas juntos!... Aléjate de la luz! No busques el final del túnel!
- ... - Luigi estaba cada vez más rojo y sus ojos comenzaban a ponerse blancos.
- Pero imbécil! Le estás quitando el aire! - Pancracia, aterrada por la acción que acababa de protagonizar su novio decidió intervenir. Agachándose sobre Luigi acercó su boca a la suya y agarrando la mandíbula con una mano y la nariz con la otra comenzó a hacerle el boca a boca.
Tras un par de repeticiones Luigi comenzó a recuperarse. Un fuerte ataque de tos confirmó que ya estaba a salvo. Tras escupir repetidas veces al suelo Luigi se incorporó.
- Joder!, alguien me ha dejado la boca llena de pelo!
- Perdona Luigi, esque te estabas ahogando y pensé que si no te hacía el boca a boca morirías. - Pancracia se sentía culpable a pesar de haberle salvado la vida.
- Bueno, pero ya estás bien, no? - Paco volvió a colocarse en la cola para no perder el sitio en la misma. Su hermano había permanecido en el lugar sin inmutarse desde que el ruso se fue. Nada le habría impedido ver este concierto, llevaba meses esperando que llegara este día.
- Oye Thiago, Luigi se estaba muriendo, por qué no has hecho nada?, podrías haber llamado a una ambulancia al menos, no?. - Pancracia parecía estar algo molesta con su actitud.
- No me había dado cuenta... estaba viendo cómo llegaba el autobús oficial de uno de los grupos que venían a tocar... además, un poco más alante está Trócolo, el guitarrista de Sarpullido.
- Bueno, bueno... basta, da igual... voy a llamar a una ambulancia, por si acaso. - Mientras sacaba su móvil del bolsillo Paco miraba de reojo la cola. Aún faltaban amigos por venir y las puertas del recinto estaban a punto de ser abiertas. "Joder... Jorge... Marta... siempre llegáis tarde... dejad los polvos para después del concierto".
Marcó el 112 y, después de haber descrito el accidente, Paco indicó el lugar, la hora y posteriormente el nombre, apellidos, edad y grupo sanguíneo de Luigi.
- Para qué querían saber todo eso? - Luigi no estaba del todo de acuerdo con el procedimiento.
- No sé. Qué más dará... son médicos, ellos sabrán.
Tras aproximadamente 40 minutos de espera una ambulancia se aproximó a toda velocidad al lugar en el que se encontraban. De su interior salió un tipo alto de pelo castaño, ojos claros y vestido con un traje amarillo chillón con una pequeña placa en la cuál podía leerse su apellido: Troncheff.
"No está nada mal..." Tanto Thiago como Pancracia no lograron apartar la mirada del conductor.
- Dónde está el herido?- La voz del componente del servicio de urgencias era bastante grave, y su tono transmitía seguridad.
"Sin duda dejamos a Luigi en buenas manos... ojalá fuese yo la herida...". Pancracia, después de darse cuenta de que llevaba mirándole descaradamente desde que éste bajó de su furgón, decidió mirar hacia Luigi y señalarle.
Luigi, que no se había percatado de la llegada de la ambulancia estaba conversando con Paco. Éste le hizo un gesto indicándole que había llegado el servicio de urgencias y le dijo que tenía que irse a hacerse un análisis, por si acaso.
- Ok, bueno... pero guardadme un sitio en el concierto, volveré en un rato.- Guiñando un ojo se subió al furgón.
Acto seguido Troncheff cerró las puertas traseras y se subió nuevamente al furgón arrancando a toda velocidad y saliendo disparado marcha atrás para salir del lugar.
Sin darse cuenta Troncheff pisó el acelerador más a fondo de lo que hubiese sido preciso y tras escuchar un grito sintió como su furgón había golpeado algo con la parte trasera. "Mierda, otra vez... bueno... llevo prisa, pondré la alarma y así tengo excusa". Activando el botón de la alarma Troncheff salió prácticamente derrapando del recinto y se dirigió a la máxima velocidad que el furgón le permitía en dirección al hospital central.
Tras unos minutos de recorrido en los que Luigi se pasó dando tumbos en la parte trasera del furgón, éste se detuvo frente al hospital.
Al abrir las puertas dos personas vestidas con bata blanca ayudaron a Luigi a salir del furgón. Eran una mujer y un hombre.
La mujer era de baja estatura, era muy guapa y mostraba una amplia sonrisa.
- He oído que has estado a punto de morir. Tendremos que hacerte unos análisis por si acaso. No sabemos si tu situación es grave o no.
- Sí, bueno... si hace falta... adelante.
- Desde luego que hace falta. - El otro médico era un tipo delgado, de estatura normal y pelo rubio. Era un hombre bastante atractivo. Llevaba anillos en prácticamente todos sus dedos y también mostraba una sonrisa de oreja a oreja.
A Luigi le alegraba haber topado con dos médicos tan metidos en su oficio.
- Os agradezco vuestro empeño. Dónde tenemos que ir primero?
- Te llevaremos a hacer un análisis de sangre. - Dijo la chica con una voz dulce y melódica. - Por cierto, en caso de que quieras llamarme más adelante... me llamo Celia. Estaré en la misma planta que tú, asíque, si te hace falta algo, avísame. Mientras tanto te dejaré a cargo del Dr. Zanzor. Es un profesional muy experimentado y sabe tratar muy bien a los pacientes. Te sentirás a gusto a su lado.
- De acuerdo.
- Nos lo pasaremos bien. - La sonrisa del doctor Zanzor le hubiese resultado sospechosa a cualquier individuo que hubiera prestado algo de atención, sin embargo Luigi no se había percatado en absoluto. - Vamos a ir entrando. Hay que darse prisa.
Zanzor se adelantó y Luigi le siguió al interior de uno de los despachos.
- Quiero que me rellenes este formulario y cuando termines te vayas desnudando. Tengo que hacerte unos análisis de sangre. Después te iré haciendo el resto de análisis. Tardaremos aproximadamente media hora o algo más para completar el procedimiento.
- Vale.
Luigi comenzó a rellenar el formulario, extrañado en ocasiones por las preguntas que aparecían en el mismo. "... Eres alérgico al latex?... Tu espalda se resiente mucho al colocarte en posiciones no convencionales?... Qué tamaño de calzones sueles usar?... qué raro... juraría que nunca había rellenado uno de éstos..."
- Bueno, cuando termines de rellenar el formulario sitúate sobre esa camilla. Te haré un análisis de sangre.
- Ya está hecho.
- Ok. Túmbate aquí.- Zanzor señalaba una camilla que había en una esquina.
Luigi se tumbó sobre ella y extendió el brazo.
- No no, el procedimiento para extraer sangre ha cambiado. Ahora solemos hacerlo extrayendo la sangre mediante un pinchazo en las nalgas. Uno en cada una para tener cantidad suficiente para comparar.
- Ah, vaya... no sabía yo que eso fuese...
- Nada, nada... no te preocupes, lo incorporaron hace poco, es normal que no sepas de su existencia. Voltéate y bájate los pantalones para que pueda comenzar con el análisis.
Luigi obedeció y sintió como las manos del doctor palpaban su trasero para acto seguido clavarle la aguja. Fue un procedimiento rápido y poco doloroso.
- Ya está... ves qué fácil?
- Sí, sí... estoy sorprendido.
- Bueno, ahora tenemos que pasar al análisis de semen. Te dejaré que permanezcas un rato en esta habitación a solas y hagas lo que tengas que hacer para llenar el botecito que te he dejado junto a la camilla. Cuando termines golpea la puerta un par de veces y entraré a recoger la muestra.
A Luigi le resultaba extraño el curso que estaba siguiendo el procedimiento de este médico, pero tampoco le dio excesiva importancia. En cuanto el médico salió de la habitación agarró el bote. "Dios mío, 500 ml., cómo voy a llenar todo esto? tardaré muchísimo".
Zanzor cerró la puerta tras haber salido y comenzó a correr hacia el despacho de al lado. "Me encantan los sistemas de seguridad del hospital, cámaras en todos los despachos y televisiones en el cuarto de control... y yo tengo llave para acceder!"
Antes de que llegara a dar 3 pasos por el pasillo escuchó varios golpes provenientes de la puerta de su despacho. "No puede ser". Mirando su reloj extrañado se dispuso a darse la vuelta. "No, es imposible, no ha pasado ni un minuto...". Volvió a darse la vuelta y cuando se disponía a dirigirse hacia el cuarto de control volvió a escuchar varios golpes, esta vez acompañados por gritos.
- Dr. Zanzor, ya he terminado!
Perplejo Zanzor se dio la vuelta y se acercó a la puerta.
- Señor Wayme, está usted seguro?
- Sí, ya está todo.
- El bote completo?
- Sí.
Zanzor no se lo podía creer, era la primera vez que le ocurría algo así. Atónito comenzó a abrir la puerta lentamente.
- Aquí lo tiene. - Luigi sostenía el bote en una mano mientras se cerraba el pantalón con la otra. - Espero que no le importe demasiado, pero me he pasado y se ha derramado parte. Lo he limpiado con algunas hojas que tenía sobre su escritorio.
- Salga de aquí. - Zanzor no se podía creer lo que estaba viendo, y optó por no prestar atención a lo que el paciente le estaba diciendo. Sentándose en la mesa de su escritorio, Zanzor le hizo un gesto a Luigi. - Puede marcharse, está usted perfectamente.
- Muchas gracias doctor. Ha sido un placer conocerle.
A paso ligero Luigi abandonó el recinto y se dirigió a la parada del autobús. Le esperaba un gran día en el concierto.

1 comentario:

Arturo Orgaz Casado dijo...

Jeje, puto Luigi, "el más rápido del Oeste"... ¿Quienes son Pancracia y los demás que acompañaban a Luigi?