miércoles, 20 de junio de 2007

Capítulo 27: La máscara

"Madre de mi vida, qué dolor de cabeza!!" Jack ni siquiera había logrado abrir los ojos. Estaba tumbado sobre una superficie bastante cómoda. No recordaba bien cómo había llegado hasta ahí, ni siquiera dónde estaba. De momento sólo sentía un tremendo dolor de cabeza y notaba que todo le daba vueltas.
- Dios... uff... esto es horrible... - Jack se agarraba la cabeza con fuerza mientras intentaba incorporarse ligeramente para ver dónde estaba.
Lentamente abrió los ojos. Al principio no veía nada. El efecto de todo lo que bebió la noche anterior aún no había pasado del todo.
- Mierda... no veo un cojón... - Frotándose los ojos trató de abrir los ojos todo lo que se lo permitían los párpados. Para su sorpresa se encontraba en una habitación de grandes dimensiones. Estaba iluminada con una tenue luz rojiza y las persianas parecían estar todas bajadas. Notaba como aún le daba vueltas todo el cuerpo. - Buff... estoy a punto de vomitar... dónde coño habré ido a parar?
Tras unos segundos respirando a fondo tratando de recuperarse un poco se dio cuenta de que no era su cabeza la que daba vueltas... sino toda la habitación... más bien... la cama! Se trataba de una maldita cama giratoria de tamaño espectacular. A su lado, tras otros pocos segundos de calma escuchaba una respiración bastante débil. "A quién me habré tirado esta vez?... espero que no haya vuelto a cometer el error de llevarme por delante a Paris... por décima vez... sería horrible... la de veces que he tenido que ir al médico por esa gilipollez..."
Forzando algo la vista Jack observaba el bulto que la gruesa sábana formaba a su lado. La intriga le devoraba por dentro y, sin embargo, no se atrevía a destapar a la fémina por no encontrarse con otra desagradable sorpresa.
Mientras pensaba en qué hacer Jack se giró hacia el otro lado de la cama. Su intención ahora era salir de esa habitación e ir a baño a refrescarse sin armar ningún escándalo, asíque lentamente bajó un pie al suelo.
Antes de tocar el mármol o la alfombra que yacía al borde de la cama su pie topó con otra extraña superficie. Jack se sobresaltó un poco, pero mantuvo la calma. Mirando el suelo descubrió que había otro ente acurrucado sobre la alfombra.
"Qué huevos!... dos??... quién coño será ésta??!!" Mientras su visión se adaptaba a la tenue luz Jack comenzó a recordar escenas de aventuras pasadas, tratando de acordarse de alguna fémina que pudiese haber caído nuevamente en sus sucios trucos.
Tras unos minutos Jack aún no había caído en quién podía haber sido, sin embargo ahora parecía reconocer al sujeto con más facilidad. Sus ojos ya se habían acostumbrado y poco a poco aquel montón de huesos tenía toda la pinta de empezar coger forma. "... pelo corto?... y qué huevos es eso que lleva en la cabeza?"
El sujeto estaba completamente desnudo. Tenía bastante vello en la espalda para ser una mujer. Estaba tumbado mirando al suelo, de forma que no podía verse su cara. Jack trató de girarla con cuidado de no despertarla.
Poco a poco el cuerpo empezaba a girar sobre sí mismo y Jack ya podía verle la cara.
"MIERDA!". Se trataba de Jorge. "Qué cojones hace este tío aquí?!". Mientras intentaba recordar cómo habían llegado hasta aquí, Jack observaba el artilugio que Jorge llevaba en la cabeza.
"Será que nos hemos tirado a una misma mujer?... lo del trío parece que sí ha funcionado..." Ligeramente más tranquilo Jack tomó aire. Estaba convencido de que todo había sido como una noche cualquiera. Aún no entendía a qué venía el extraño aparato que Jorge tenía ajustado sobre la boca, pero sabía que debía tratarse de algún tipo de juguete sexual. "A las mujeres les encanta vernos hacer tonterías de estas...". Jack sonreía. Le resultaba raro ver a su amigo con una pelota de tenis en la boca atada con correas de cuero con pinchos de metal. Ahora Jack también vio las esposas. "Madre mía...". La chica debía ser una fiera. A Jack comenzaba nuevamente a corroerle la curiosidad. Quién era esa mujer tendida sobre la cama giratoria? Cómo era posible que no se acordara de nada?
El suelo estaba lleno de latas de "Locura" y colillas, ropa de toda clase, entre prenda y prenda Jack descubrió 2 tangas de leopardo. "La madre que les parió... esto es asqueroso..."
Sin poder aguantar más Jack se abalanzó sobre la cama y destapó al individuo. Poco le sorprendió ver que no llevaba ropa, visto lo visto aquello era lo normal. El shock se lo causó descubrir que este sujeto tampoco era una fémina, de hecho, era un ser corpulento y llevaba una máscara de cuero negro que tenía una cremallera metálica a la altura de la boca. "Qué clase de mierda es ésta?!, en qué coño me metí yo anoche!" Desesperado Jack empezó a coger su ropa. Mientras se vestía el sujeto que yacía a su lado comenzó a despertar también.
- Mmm... qué dolor de cabeza... necesito una copa... - La voz del individuo le resultaba tremendamente familiar, pero Jack no se atrevió a emitir ningún sonido. - Dónde coño estoy?
Jack permanecía inmóvil por miedo a ser descubierto. Para su desgracia, los gritos del enmascarado estaban despertando a Jorge, quien ya trataba de abrir los ojos. Jack estaba perdido, lo sabía. Ahora todos se enterarían de la verdad. Tenía que hacer un pacto de silencio con ambos individuos si quería mantener su reputación a flote. "Como esto llegue a oidos de Johnny o Largo me enviarán al hermano del Largo a que me desmonte... tengo que evitar que se enteren".
Con un fuerte grito y tirando de todos los lados de su máscara Banyo se incorporó en la cama.
- Dejadme salir! Os mataré a todos! Hijos de puta!! - Aparentaba estar nervioso. - Zanzor, te denunciaré! Hijo de la gran puta!
"Zanzor?" Jack no entendía nada.
- MMM! - Jorge trataba de gritar, pero el aparato que llevaba en la boca le impedía articular palabra. - MMM!!!
- Mierda... Jorge, quítate eso... - Jack había dado por perdida la posibilidad de huir sin ser visto. 
Ahora tenía que enfrentarse a la cruda realidad. - Escucha, Jorge... creo que tendremos que preguntarnos entre nosotros lo que ocurrió anoche... recuerdas algo?
- Jack, eres tú? - El enmascarado seguía peleando para sacar la cabeza de la máscara. No se le entendía bien debido a que la cremallera de la boca estaba cerrada, sin embargo la voz se podía reconocer perfectamente.
- Banyo, quítate esa mierda, me estás dando miedo. - Jack estaba aún en estado de shock, pero se iba recuperando poco a poco. - Recuerdas algo de anoche?
- Sólo que Zanor estuvo repartiendo latas de Coca-Cola a diestro y siniestro, y que luego nos emborrachamos... finalmente creo recordar que nos veníamos nosotros 4 y Zipotten a la casa de Zipotten. - Banyo ya casi había logrado desprenderse de la máscara.
- Ésta es la casa de Zipotten? - Jack miró a sunalrededor. 
Ahora empezó a fijarse con más detenimiento en los detalles: 
había símbolos de masculinidad repartidos a lo largo y ancho de toda la habitación. - Por qué cojones hemos venido aquí? Y Zipotten?
- Zanzor y él se emborracharon juntos, aún no sé bien por qué... y Zanzor propuso continuar con la fiesta en la mansión de Zipotten.
- Pero dónde está Zipotten?
- No lo sé. Supongo que entrenando en la azotea. Según tengo entendido hace yoga sentado en la parte más alta de su casa.
- Sigo sin entender nada... qué pasó aquí? Lo sabes?
- No muy bien... Zanzor insistió en que volvería pasado un rato y que nos fuésemos poniendo estas cosas... yo cuando me lo puse me quedé dormido... no sabía muy bien lo que estaba pasando pero todo me daba vueltas y parecía estar viviendo en un mundo de colorines lleno de hembras increíbles, ni un sólo hombre a excepción de Zanzor...
- Me suena...
- A mí también. -Jorge se acababa de quitar el aparato y estaba vistiéndose ahora. - Excepto que en mi mundo de colorines sí que había hombres, no sólo Zanzor si no otros rollo Brad Pitt vestidos en tanga de leopardo.
Jack trataba de disimular su cara de asco, pero a punto estuvo de escupirle a Jorge a la cara.
- Me largo. Voy a ver si encuentro a Zanzor... tiene que responderme a algunas preguntas. - Cogiendo su chaqueta de cuero y desprendiéndose de la camiseta rosa Jack se levantó, salió por la puerta y la cerró de un portazo, dejando a Banyo y a Jorge solos en la habitación.
- Oye... tú no... quiero decir... no recuerdas haber... o bueno... sabes si... joder... te duele algo? - Banyo trató de formular la pregunta sutilmente, pero el resultado fue algo violento.
- Qué?!

lunes, 18 de junio de 2007

Capítulo 26: Música, alcohol, derroche

"Mariposas?... flores?... rayos de sol? mujeres! montones de mujeres!... dónde habré ido a parar... será el paraíso?" Jack no entendía lo que estaba pasando... estaba completamente desorientado... no recordaba nada... "cómo he llegado hasta aquí? quiénes son todas estas mujeres que me sonríen y me acarician?"
- Qué huevos le pasa a este inútil? - Largo observaba con cierta estupefacción los cambios de expresión de Jack. - Me está mirando con cara de agilipollado... Johnny, dale con la escoba, a ver si despierta... anda que... menudo modelito lleva puesto el colega...
- Hostia va! - Al mismo tiempo que terminó de formular la frase cogió impulso y le golpeó vehementemente la tripa al pobre infeliz.
- No se mueve. Dale más fuerte, está más drogado que la madre que lo parió... dale fuerte Johnny, dale.
Nuevamente Johnny cogió impulso y con un potente golpe tiró a Jack de la mesa en la que estaba tumbado.
- Creo que esta vez sí... - Largo sonreía satisfecho. - Te está bien empleado... menuda mariconada llevas puesta cabrón. Acaso te has cambiado de acera?
- Ho... hola... - Jack sonreía con la mirada clavada en los ojos del Largo. - Cómo te llamas?
- O... oye Johnny... dale otra vez, que me está dando miedo... este tío delira...
Otro vehemente golpe de Johnny dejó a Jack algo aturdido, pero poco tardó en volver a mirar a su alrededor con cara de felicidad.
- Tío, vámonos de aquí, este tío está más perdido que Wally en el frente atlético... déjale aquí, ya le encontrará alguien, no? - Johnny tiró la escoba a un lado.
- Sí. Dejémosle ahí. - Cogiendo una botella de whisky comenzó a llenarse un mini. - Pero antes de irnos vamos a tomarnos unas copas.
- Perfecto.
Aproximadamente media hora más tarde Johnny y Largo se habían acabado botella y media de whisky, y se encontraban ahora llenando un barril aleatorio con brebajes que iban encontrando en los armarios y frigoríficos del chiringuito.
Vittorio llegó a tiempo para impedir que ingirieran más cantidad de bebida y acabó echándolos del chiringuito, cogiendo el extraño potingue ideado por los dos borrachos.
- Borrachos! Largo de aquí!
- Pe... pero boss... no hemos bebido nada de eso, al menos déjanos probar nuestro invento, no? - Largo balbuceaba con dificultad, al mismo tiempo que trataba de sostenerse en pie apoyado en Johnny, el cual hacía lo propio.
- Que os larguéis! Iros al concierto, putas!
- Mierda, es verdad... el concierto... vamos Largo... - Medio a trompicones los dos beodos comenzaron a avanzar como podían por entre las masas para llegar al escenario.

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- Yujuuu! Qué conciertazo chicos!... - Zanzor bailaba con fervor en el concierto de los teloneros de Def Con Dos. Jorge y Banyo continuaban con él, pero con cierta distancia, pues les daba algo de vergüenza ajena que la gente les relacionara con el individuo que más escándalo estaba montando de todo el público.
Los saltos y gritos no encajaban del todo bien con la preciosa melodía de los violines de aquella banda ucraniana de música clásica, por ello Banyo y Jorge acabaron por decidir que no era buena idea que Zanzor permaneciese ahí.
- Zanzor! - Banyo, copa en mano, agarró del hombro a Zanzor para frenarle un poco. - Es hora de ir a por la pancarta. Def Con Dos está a punto de comenzar.
- Sí, tienes razón... voy a ir a por ella... esperadme aquí que me tendréis que ayudar a sujetarla cuando esté abierta.
- Sí, sí... claro. - Banyo volvió junto a Jorge para comentarle algo al oído mientras Zanzor se dirigía de nuevo hacia el chiringuito.
Al llegar al chiringuito, Zanzor se encontró con que Vitto estaba tratando de despertar a Jack de su misterioso trance.
- Vamos, hay que ir al concierto! - Zanzor gritaba y meneaba los brazos de forma vehemente.
- Tendremos que llevarnos a este zombie.
- Sí, llévatelo tú, yo cojo la pancarta y el barril ese que tienes ahí.
- Es un mejunje que se han inventado Johnny y el Largo... cualquiera sabe lo que es.
- Mientras contenga algo de alcohol será bueno.
- El problema está en que probablemente sólo contenga alcohol...
- Voy a probar a ver qué tal está... - Sacando un mini comenzó a echarse y a pegarle sorbos al vaso. - No está nada mal... es muy suave y sabe dulce... valdrá para animarnos un poco.
- Ok. Venga, vamos hacia allí.
Zanzor cogió la pancarta y se puso el barril de la extraña bebida al hombro, llevándose también unos cuantos vasos extra para repartir entre los amigos que esperaban en el concierto.

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Una preciosa moza se acercó a Jack, tratando de ayudarle a levantarse de la mesa. Jack sabía que aquello sólo podía ser el cielo... hace unos minutos dos preciosas féminas le habían estado masajeando y ahora otra venía a llevarle a dar una vuelta... por si fuese poco encima una cuarta hembra se acercó al lugar para saludarle. Las dos chicas y él abandonaban ahora el lugar. "Esto es un sueño... encima se llevan un barril y una sombrilla para la playa... esto es el cielo... el cielo".
A paso lento Jack comenzó a avanzar junto a las dos sorprendentes féminas que le guiaban hasta un lugar repleto de cientos de féminas más que parecían estar dándolo todo delante de un escenario.
- Sí nenas! - Jack sonreía.

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Largo y Johnny estaban ahora metidos en pleno colectivo de fans de Def Con Dos. Un par de filas más adelante y a la derecha, pegados a un borde del escenario estaban Banyo y Jorge. También Vitto y Jack se encaminaban hacia esa zona, mientras que el extraño doctor estaba ahora tratando de abrir una enorme pancarta. Banyo y Jorge acudieron en su ayuda, tirando cada uno de un extremo de la pancarta.
Landros se unió a Largo y Johnny, pues el concierto estaba a punto de comenzar y era bien sabido que comenzarían con la mítica canción "Sigo siendo heterosexual". No podían perderse esa joya. Era un auténtico deleite auditivo.
- Qué coño están haciendo Banyo y Jorge? - Landros parecía sorprendido.
- No sé. - Johnny ni se inmutaba. - Decía Vitto que era una pancarta.
- De qué? - Largo no se enteraba de nada. Copa en mano miraba a cualquier lado menos al escenario o a la pancarta.
- Allí colega. Están allí. Parece que ya han terminado de abrir la pancarta... lees lo que pone Landros?
- Espera a que me ponga las gafas. - Poniéndose unas gafas de culo de vaso que se asemejaban más a unos prismáticos que a unas gafas Landros comenzó a forzar la vista para reconocer lo que había escrito en la pancarta.- Parece que aún está tapada. Tiene una cuerda a cada lado para destaparla, pero de momento no se lee nada.
En ese mismo instante los músicos pisaron el escenario empezando directamente con la canción estandarte.
Landros, Johnny y Largo botaban y cantaban con fuerza. Entre estrofa y estrofa Largo le vomitaba encima a alguno de los fans más cercanos, los cuales se apartaban ipsofacto pegando gritos de asco y desprecio.
Llegado el momento del estribillo, Banyo y Jorge tiraron de las cuerdas a petición de Zanzor y en en la pancarta podía leerse claramente un enorme texto que rezaba: "NOSOTROS NO".
Johnny y Landros se quedaron perplejos al ver que los componentes del famoso grupo del "trío" ni se inmutaban al ver aquella ofensa, es más... bailaban como si nada!
- Pero qué hacen?! - Landros no entendía nada. El grupo de individuos de camisetas rosas había aumentado, y Vitto había escapado sutilmente para unirse a Landros y compñía. Thiago, Paco, Pancracia, Paris, Marta, Beto, Troncheff, Pitorrín, y un extraño tio de color con taparrabos y armado con una lanza rudimentaria bailaban alrededor de la provocativa pancarta.
- Esto es una ofensa a Def Con Dos. - Landros estaba cabreado. - Deberíamos matarles a todos. Cuándo se ha visto que un homosexual pueda tener libertad de expresión? En qué puto siglo vivimos?
Largo seguía vomitando mientras cantaba y se reía de la situación y Johnny seguía sin poder articular palabra. Tras unos minutos se dirigió a Largo.
- Definitivamente Jack está perdido.

Capítulo 25: El chiringuito

- 11550, 11600, 11650... madre de Dios... - Vittorio contaba de forma minuiciosa todos los fajos de billetes que contenía el maletín que uno de los capos de la mafia cafetera le había entregado para que vendiese su producto. - Estos cabrones portugueses y su puta manía de pagar en maletines con billetes de 50... no pueden hacer como todos y pagar por transferencia, cheque o billetes más grandes... no... tienen que ser los putos cabrones que dan la nota... 11800, 11850, 11900... justo... 12000. Parece que todo está en orden.
- Vitto... - Largo y Johnny acababan de llegar al recinto y se disponían a montar algunos de los utensilios del chiringuito de la "alternativa". - Dónde dejamos estas cajas?
- Son de la asociación?
- No. Privadas.
- Entonces guardadlas bajo llave en el almacén, junto a los sacos de opio, que aún queda sitio.
- Ok. Vamos Johnny. - Ambos se dirigieron al almacén para guardar sus posesiones antes de ponerse con los preparativos del chiringuito.
Landros, Celia y Maggie ya estaban en el chiringuito montando algunos sistemas de seguridad. Una valla electrificada por orden explícita de Vittorio, una ametralladora con sensor de movimiento y de calor, una cámara de seguridad y unos paneles de activación del sistema en caso de necesidad eran algunos de los sistemas de seguridad del chiringuito.
Todo parecía estar perfectamente coordinado.
Algunos de los integrantes del colectivo de las camisetas graciosas aparecían ya por el recinto. Encabezados por Zanzor se dirigieron hacia el chiringuito.
- Qué huevos lleva el chorbo ese? - Johnny y el Largo ya habían terminado de descargar y guardar todo el material necesario y volvían ahora al chiringuito. Atentos trataban de descubrir lo que Zanzor llevaba entre los brazos. - Parecen ser unos palos con un trozo de tela arriba.
- Será una pancarta. - Vittorio conocía al individuo y sabía que tenía costumbre de dar la nota con ese tipo de espectáculos en acontecimientos de masas. - Veremos qué sorpresa nos espera este año...
- Buenos días, señor don Vitto. - El extraño sujeto tendió su mano de un modo un tanto desconcertante al capo del chiringuito, bajo la atenta mirada de los presentes. - Aquí traigo algunos individuos dispuestos a perder el culo por el chiringuito.
- Gracias, pero espero que eso no fuese con segundas. - Vitto no estaba para bromas, las fiestas estaban a punto de comenzar y aún quedaba mucho por hacer. - Vamos! Nenazas, a trabajar, poneros a cargar los armarios y los frigoríficos, no queremos quedarnos sin stock!
- Eso es!, a trabajar, pedazo de maricones! - Largo parecía alterado... quizás emocionado por la situación. - Y quien se cuele en uno de esos armarios que no vuelva a salir de él hasta que me haya ido o le daré uso a la ametralladora de la entrada para hacer limpieza!
Era bien sabido que al Largo no le agradaba en exceso la presencia de homosexuales. Según él "no es nada personal, simplemente me dan asco". La gente sospechaba que fue desde aquel conocidísimo encuentro con el marino filipino, aunque otros decían que era porque su hermano había visitado la cárcel en siete ocasiones por abatir con bates de acero, ladrillos, puños americanos, cadenas o incluso escopetas recortadas a un total de veintisiete homosexuales. El sentido de justicia que ambos hermanos tenían estaba un tanto desequlibrado con respecto a lo habitual, pero a pocos les importaba.
- Escucha Largo... mejor déjame los discursos a mí, de acuerdo? Encargaros vosotros de servir cervezas al resto de los componentes del chiringuito... aunque os acabéis la mitad de los barriles antes de servir la primera copa, prefiero que no estorbéis en el resto de funciones. - Vitto sonaba enojado, pero mantenía las formas. - Moveros.
Troncheff, Banyo, Beto, Pitorrin, Paris, Jack y Jorge seguían a Zanzor. Algunos ya llevaban puesto el modelito de fiestas, otros aún no se habían aventurado a ponérselo. Jack se escondía avergonzado detrás de Troncheff y Beto. "Espero que no me vean".
Se había negado a ponerse la camiseta, sin embargo ignoraba que Banyo se había preocupado por llevar consigo la de Jack también.
- Me apetece tomar algo... Banyo... puedes hacerme el favor de traerme una Coca-Cola? Esque me gustaría evitar que Johnny y el Largo me vean mientras estén sobrios.
- Ok. - Banyo se disponía a ir a uno de los frigoríficos a coger una lata cuando Zanzor le interrumpió.
- No, espera. Iré yo, de paso me cojo otra para mí.
- Bueno.
Tras unos segundos Zanzor volvió con dos latas. Mientras le daba sorbos a la que sostenía en una mano extendía el otro brazo esperando a que Jack cogiese la suya.
- Gracias. - A Jack le daba mala espina aquel tío. 
Ya tuvo un encuentro un tanto extraño en el hospital cuando le cubrió las espaldas al puto portugués. No le hacía nada de gracia aquella situación y, sin embargo, acabó abriendo la lata y dándole largos sorbos. - Qué raro sabe esto...
- No te quejes... es lo que querías. - Zanzor sonreía de forma disimulada.
- No me quejo, no está mal... pero no parece Coca-Cola.
- Lo sé. Es la nueva producción. Tiene un sabor peculiar.
Jack bebía a un ritmo acelerado y parecía darle tragos con ansia. Tras acabarse la lata pidió otra. Así hasta 4 latas.
- Necesito algo de alcohol, la puta Coca-Cola se me hace empalagosa ya.
Zanzor tardó menos de 5 segundos en correr a por una cerveza. Entregándosela a Jack le sonrió.
- Aquí tienes. Bien fresquita.
- Gra... Gracias. - Jack comenzaba a tambalearse y a sentirse un tanto acelerado. Sentía mucho calor y su chupa de cuero le hacía sudar de forma descompensada. - Necesito quitarme esto... hace mucho calor.
- Sin duda. Sabía que tendrías calor, por eso te he traido esto. - Banyo le lanzó la camiseta que llevaba guardada en su mochila.
- No me des esta mierda... te he dicho que no quería ponérmela... - Tras acabar su frase Jack se sentó en el suelo sudando y jadeando levemente. - Buff... qué calor... me acabo esta cerveza y me traes otra, Banyo... que si no me da algo...
No tardó ni cinco minutos en acabarse otras dos latas de cerveza cuando de repente empezó a ver colores y figuras de todo tipo. No sabía ni dónde estaba y todo le daba vueltas. Tras otros 5 minutos de delirio acabó tumbándose. Banyo y Jorge aprovecharon para ponerle la camiseta y le tumbaron en el interior del chiringuito para que descansara un rato.

Capítulo 24: Últimos preparativos

Jack se sentía estafado. Había pagado más de 20 euros por una mierda de ese calibre y encima su amigo no tenía ni el más mínimo interés de cambiar de idea. Es más, quería convencerle a toda costa de que eran la "camiseta definitiva"... un éxito popular, sin duda alguna. "Panda de desgraciados...". Sabía que el artífice de aquella patraña había sido Jorge, aconsejado por su amigo el médico. No era la primera vez que Jorge parecía estar demasiado unido a Zanzor,
pues años atrás ya había dado a conocer públicamente su inestable orientación sexual. Con el paso de los años aquello parecía 
haberse convertido en un simple mito, una leyenda urbana, a pesar de que muchos quedaron sorprendidos de que aquel individuo pudiese mantener una relación estable con una fémina. En cualquier caso todo aquello eran cosas del pasado y no tenía sentido traerlas a flote de nuevo. Todos estaban contentos. Todos menos Jack. "Por qué mierdas no hice caso de lo que el puto Largo me advertía... tendría que haber abandonado el proyecto hace tiempo... ahora es tarde para unirme a Johnny y a él...".
Mientras se dirigía hacia su vehículo Jack se acababa su cigarro. Abriendo la puerta lanzó la colilla al suelo. Tras sentarse en su asiento encendió el motor y salió del garaje.
"Veremos lo que nos espera... ya queda menos para las fiestas..."

[] [] [] [] []

Largo y Johnny estaban sentados en el sofá. Birra en mano y mirada perdida en la caja tonta. Quedaba poco tiempo para que se inauguraran las fiestas. Unas pocas horas y estarían montando bulla en el esperado concierto de Def Con Dos.
- Ya falta menos. - Largo le daba un largo trago a su cerveza. - Tenemos las camisetas listas y el alcohol preparado.
- Sip. - Johnny asentía. - Aunque no sé si bastará con 5 litros de whisky, 2 de ron y 1 de vodka. No crees que deberíamos comprar más?
- Johnny... somos 2.
- La noche es larga.
- Ya, bueno... si vemos que se nos queda corto aún podemos tirar de mi minibar.
- Largo... tienes 2 hectáreas de terreno bajo tierra con barriles importados desde Irlanda... eso ya NO es un puto minibar...
- Bueno... es la costumbre... ya sabes... tradición.
- De todos modos... tenemos todo listo...
- Sí... aunque aún no entiendo la jugada de Jack... qué cojones le pasará? Sabe de sobra que las camisetas llevan siendo un símbolo de mentalidad desde el 2005... por qué huevos se dejó engañar por las víboras de los del partido gay tricantino?
- Eran del partido gay?
- Al menos 2... no?
- No sé... estoy descolgado de la política desde que en las elecciones del 2012 ganó el partido de la Falange en las generales, asíque como es obvio no me preocupo por los componentes de cada partido.
- Bueno... sólo sé que las camisetas que iban a hacerse eran en honor a George Michael. Algunos iban a comprar el set completo... con pantalones, tanga y todo eso... no sé si Jack picó.
- Jajaja! - Johnny tiró la lata de cerveza por la ventana y se levantó del sofá. - Bueno... me la suda... vamos a ir cogiendo las cosas, que nos toca montar el chiringuito del Vittorio... a ver si este año también hacemos venta de café importado... el año pasado nos hicimos de oro...
- Sí. Me da igual... con que tengan alcohol...
- Recuerda que es el chiringuito "sin alcohol, por la alternativa"... jajaja!
- Sí, lo recuerdo... por eso todos sus camareros suelen estar borrachos... porque no venden el alcohol... se lo acaban ellos! - Largo ahora también se levantaba del sofá y se dirigía a coger las cajas de los licores para partir hacia el recinto. - Vamos, es la hora.
Johnny agarró otra caja. Salieron del piso y tras cerrar con llave se dirigieron hacia el recinto cargdos con las cajas.

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- Oye Zanzor... - Jorge llevaba el carrito del Carrabo cargado de latas de color rosado con la inscripción "Locura". - Estás seguro de que esto les va a gustar a todos? Qué clase de bebida es?
- Sí. Es comparable a la ambrosia.
- Pero... qué cojones es? -  Jorge no se fiaba nada de su amigo. No era la primera vez que le hacía beber algo de lo que no sabía su composición real, ni mucho menos los efectos que podía causar. De la última vez ni siquiera recordaba lo ocurrido después de haber probado la bebida.
- Es una bebida del estilo RedBull... pero más suave y con un toque más de... 
taurina... con mezcla de componentes estimulantes. Es una bomba.
- Mmm... es un especie de éxtasis legal?
- Algo así... lo único es que no puedes mezclarlo con alcohol porque hace que pierdas ligeramente la cabeza.
- Es bueno saberlo... por si acaso no tomaré...
- Tú te lo pierdes.
- Podré con ello... - Jorge seguía metiendo packs de latas del extraño brebaje. Seguro que algún insensato caería en la tentación de probarla... además contenía algunos compuestos que, según recordaba de cuando estuvo ingresado en un centro de desintoxicación, eran adictivos, por lo que, probalemente, aquél que se atreviese a probarla no pararía de tomarla en mucho tiempo. - Jajaja.
- De qué te ríes?
- He pensado que sería gracioso camuflar estas latas como si fuesen Coca-Cola o cerveza... seguro que algún inútil picaría...
- Jajaja. Sí, es buena idea... la pondré en práctica. Mete otro pack más y yo me encargaré de camuflarlo y venderlas en nuestro chiringuito. - Guiñando un ojo de forma un tanto provocativa Zanzor dio media vuelta y continuó metiendo cosas en otro carro.
Para la sorpresa de Jorge, gran parte del volumen del carro de Zanzor lo ocupaban cajas de preservativos de todos los tipos y colores.
- Todo eso es para tí?
- No, qué va... es para todos nosotros... nuestras camisetas serán un éxito, ya lo verás. - Nuevamente guiñó el ojo, esta vez de forma aún más mosqueante para Jorge, el cual ya reculaba de forma disimulada.
- Bu... bueno, si tú lo dices...

domingo, 17 de junio de 2007

Capítulo 23: Las camisetas

Los días de fiestas se aproximaban. Los chiringuitos, la música, el alcohol, las mujeres, los hombres, la hoguera, los fuegos artificiales... Jack estaba ansioso. Sabía que aquél sería un gran año. Otros años, por la presencia de seres indeseables, las famosas "fiestas de Tres Cantos" habían resultado ser una enorme pérdida de tiempo. Este año no. 
Este año las camisetas serían un éxito y los conciertos serían la 
bomba del siglo.  Jack estaba convencido de ello.
Mientras esperaba la llamada de su compañero Banyo, Jack extrajo una cajetilla de Marlboro y comenzó a fumarse un cigarro. Sonriente trataba de imaginarse el brillante diseño de las camisetas de este año.
Un sonoro timbre le bajó de su nube y al descolgar el teléfono un desproporcionado eructo le dio la bienvenida a la conversación.
- Quién coño eres?, enfermo! - A Jack le enojaba sobremanera que la gente le eructara en una conversación, más desde que el Largo estableciese como norma proyectar acideces a la cara de sus interlocutores y acompañarlas con los que él llamaba "elementos estimulantes de la conversación", para otros conocidos como "tropezones de chorizo".
- Huy, perdona... no sabía que habías cogido ya el teléfono... - La voz de Banyo podía distinguirse claramente, a pesar de que parecía haber regresado de entre los muertos hacía unos instantes.
- Hola Banyo. Estaba esperando tu llamada. Habíamos quedado en que me llamarías a las 10.00 y son las 11.40. Qué ha pasado?
- Nada. No me sonó el despertador...
- Ya... vale. Bueno date prisa en cambiarte, voy a recogerte ahora. - Jack colgó el teléfono y se dirigió hacia el garaje para coger su coche y salir a gran velocidad en dirección de la casa de su amigo.
Tras unos pocos minutos Jack llegó a su destino. Aparcando el coche en doble fila se dispuso a apagar el motor y a bajar del vehículo cuando, de repente, Banyo apareció a la vuelta de la esquina de su portal con una botella de Brugal a mitad bajo el brazo y vestido en albornoz y zapatillas de andar por casa.
Antes de que Jack pudiese decir nada Banyo se abalanzó sobre el coche, haciendo que se tambaleara. Rápidamente se montó en él y gritando comenzó a ponerse el cinturón y a señalar la dirección por la que había venido corriendo.
- Rápido, acelera! Nos persiguen!!
- Banyo... quieres explicarme qué cojones estás haciendo así?
- No hay tiempo, acelera!
- Pero... - Antes de que pudiera acabar la frase dos agentes de policía y un hombre con apariencia de tabernero desquiciado asomaban a la vuelta de la esquina. Tras señalar el vehículo en el que se encontraban comenzaron a correr hacia ellos a toda velocidad, porra en mano.
- Acelera, cojones!
Jack metió marcha y aceleró todo lo que pudo para salir de allí a toda velocidad, no sin antes llevarse por delante al inocente tabernero.
- Aaaagh! Qué asco, ahora tendré que limpiar el coche... mira cómo me lo ha puesto todo de sesos! - Jack parecía enojado.
- Me perseguían desde hace ya un rato... había ido al bar a desayunar y...
- Banyo... te has llevado esa botella del bar?
- Esque en casa no me quedaba y...
- Banyo, espera... quiero decir... has robado esa botella?
- Bueno, robar, robar... no me pusieron ninguna pega en ponerme todo el desayuno que les pedí... a mí me sorprendió que no me dijeran nada, pero cuando me iba a ir el nota me dijo que quería no sé qué de euros...
- Creo que es habitual...
- Pues que le den...
Jack agitaba la cabeza. "Menudo inepto..."
- Habrás encargado las camisetas al menos, no? - Mientras se sacaba otro cigarro del bolsillo Jack miraba por el retrovisor en busca de alguno de esos cerdos de azul.
- Yo no, lo hicieron Beto y Pitorrín, pero vamos... deberían tenerlas listas... según he oído son la bomba.
- Lo sé, eso escuché.
Pocos minutos después llegaron a la tienda y Jack aparcó nuevamente en doble fila.
- Entra tú a por ellas Banyo, no quiero que me pongan una multa.
- Ok. - Banyo salió del coche y entró en la tienda.
Tras largos minutos de espera, Banyo salió con dos cajas de cartón bajo los brazos.
- Tienes todas?
- Sí, están todas. Vámonos a casa y nos las probamos.
Nuevamente Jack encendió el coche y pisando a fondo abandonaron la calle.
- Por qué este año habéis elegido esta tienda y no aquella a la que íbamos siempre?
- No me preguntes... fue cosa de los otros... - Banyo sacó la botella y dándole un largo trago volvió a guardarla en su bolsillo. - Habrá que preguntarles a ver por qué...
- No es habitual comprar camisetas en una tienda del "orgullo" en Chueca, sabes?
- No me lo digas a mí, yo no elegí el sitio.
- Vale, vale. En cualquier caso el próximo año propondré yo el lugar.
- Bueno... lo que tú digas... de todas formas aquí las tenían de buena calidad.
- Las qué, por Dios, Banyo, las qué?! - Jack miró a su amigo con cara de susto.
- Joder las camisetas, qué va a ser...
- Uff... claro, claro... sí... jajaja, qué tonto de mí...
Después de unos minutos Jack detuvo el coche en la puerta de su garaje. - Ve subiendo, ahora voy yo.
- Ok. - Banyo cogió las cajas y su botella y salió del vehículo.
Jack se adentró en el garaje y tras estacionar su vehículo en la plaza de aparcamiento comenzó a ordenar su coche. Odiaba el desorden y cada vez que su amigo pasaba por donde fuera podían compararse los destrozos a los que causaba un huracán. Era increíble.
No tardó en arreglarlo todo y tras echarle una sonriente mirada a su preciado coche entró en el ascensor. Al abrirse las puertas del ascensor Jack pudo escuchar los agónicos gritos de su compañero que venían, para la sorpresa de Jack, de la dirección contraria de la que se encontraba su piso. "Dónde cojones se habrá metido".
Metiendo su mano en el bolsillo, esperándose lo peor, Jack se acercó rápidamente a la habitación de la que venían los gritos. Al llegar, la puerta estaba abierta y Banyo saliendo por ella, arrastrándose como una lagartija coja.
- Qué coño haces aquí??
- Me he equivocado... esta señora casi me mata con la plancha...
- Joder, Banyo... eres un inútil... vamos a mi casa, que aún tenemos que probarnos las camisetas y organizar el chiringuito de las "sanas juventudes de Tres Cantos"... ya sabes... ante todo ser partícipes del movimiento que nuestro político corrupto favorito inició en su día... para sacarse una pasta y colarse en el ayuntamiento gracias a nosotros...
Banyo siguió a Jack a su habitación y tras un largo silencio en el que ambos estaban tirados en el sofá se dirigió a su compañero tratando de parecer sobrio:
- Bueno... voy a probarme esto... ahora me dices qué tal me queda...
- Pero inútil, tendrás que quitarte el albornoz para poder ponerte la camiseta, no?
- No, esque no llevo nada debajo... si quieres lo hago pero...
- No, no... déjalo, mejor pruébatela por encima.
Banyo sacó su camiseta de la caja y, como acordado, comenzó a forcejear para poder ponérsela por encima. Tras unos minutos de intensa pelea con la prenda en cuestión, Banyo logró colocársela correctamente. Mirando a Jack preguntó:
- Qué te parece? Están guapas, no?...  mira, aquí dice eso de "nos faltan 2 para hacer un trío" y por detrás...
Jack estaba estupefacto. El impacto que esa visión le había causado hizo que su boca quedara bloqueada y completamente abierta. El cigarro se le cayó y a punto estuvo de prender la alfombra.
Tuvieron que pasar 5 minutos para que Jack pudiese reaccionar.
- Oye... escucha...
- Dime... te mola?
- Mira... esque, creo que ha debido haber un malentendido... cuando yo dije "rojo con letras negras" me refería a "rojo con letras negras", no a "rosa con letras azul cielo"... entiendes?... Aparte de eso... qué son esos dos agujeros a la altura del pecho? Desde cuándo... aaagh! Dios... no me digas que son para los pezones!!! pedazo de pervertidos!!! DIOSSS!... tengo que vomitar... esto es asqueroso...
- Pero joder... si esto mola... mira... es una camiseta ajustadísima, tremenda para mostrar pectorales... y encima no tiene mangas... no te mola?
- NO! ES UN ASCO!
- Pero entonces aún no has visto lo mejor... según me habían dicho le habían marcado una flecha que señalara nuestras partes íntimas diciendo "prueba esto". Es tremendo, lo que pasa es que aún no lo he encontrado... se habrán olvidado de ponerlo...
- No, Banyo... no se han olvidado... lo que pasa es que la flecha y el texto que mencionas está POR DETRÁS DE TU CAMISETA!!!
- Ah... vaya... entonces a qué señala la flecha? No se suponía que señalaría nuestras partes íntimas? Me parecía una camiseta graciosa.
- Banyo... eres un inútil. Yo paso de esto... ahí os quedáis...
- No, Jack, tío... será divertido... vamos, tronco... si encima tenemos nombres personalizados... mira tu camiseta, verás! - Sacando de la caja otra de las camisetas, Banyo le señaló la parte superior del reverso de la camiseta. - Mira.
- "Jackie-Flower"?... Mira, es definitivo... paso de esta mierda... que os den por el culo.
Sacando otro cigarro de su paquete, Jack salió por la puerta y la cerró de un portazo.

lunes, 30 de abril de 2007

Capítulo 22: Bases del sorteo...

- Marta!! - Jorge llevaba esperando a la chica desde hacía ya un par de horas. - Llevas rellenando formularios desde hace dos horas!! Quieres acabar de una vez??!!
- Ay! Jorge, no seas pesado! Ya me falta poco, estoy con mis solicitudes de piso... a ver... tengo que repasarlas a ver si están todas, no quiero mermar mis oportunidades de llevarme mi mansión de 4 pisos, 2 piscinas pistas de padel, gimnasio, sauna, 17 habitaciones con camas tamaño "queensize"... como comprenderás no pienso dejar escapar esta oportunidad.
- Bah! Para eso tanto rollo? despierta! esas cosas nunca tocan.
- A mí sí. Estoy convencida, además... no pierdo nada por intentarlo, si falla aún me queda la herencia de mis dos tíos, la casa de la playa que me va a regalar el ex-marido de mi tía Paqui y tu piso.
- Mi... mi pis...? - Jorge no llegó a acabar la frase, estupefacto.
- Ay, Jorge cállate. Tengo que acabar esto.
- ... pero...
- A ver... "mediante la presente solicito participar en el sorteo de..." bueno, parece que está todo bien, a ver cuántas solicitudes tengo hechas... vamos a ver, vamos a ver... Tres Cantos, España... Móstoles, España... Alcobendas, España... Fuenlabrada, España... Lepe, España... Lloret d'el Mar, España... Lora del Río, España... Sevilla capital, España... ah, y se me olvidaban las solicitudes de duplex... Tres Cantos, España... Alcorcón, España... y... vaya, sólo he pedido 2... y una es de minusválidos... bueno, alegaré tener problemas de espalda.
Vamos a ver... y ahora ámbito internacional...
- Internacional??!! pero qué dices??
- Anda, cállate Jorge! Tengo que concentrarme, cualquier error me robaría probabilidad de que me tocaran mis residencias...
- Pero Marta! Que son viviendas jóvenes protegidas por el gobierno, a qué estás jugando??!! En qué clase de sorteo estás participando?
- Ay! Déjame!... voy a seguir, no me desconcentres... Skopje, Macedonia... Tombuctú, Rep. de Malí... Bamako, Rep. de Malí... Taipei, Taiwan... Shanghai, China... Moscú, Rusia... Petropavlovsk-Kamchatski, Rusia... Gelendzhik, Rusia... Brujas, Bélgica... Bruselas, Bélgica... Amsterdam, Holanda... Copenhagen, Dinamarca... Berlin, Alemania... München, Alemania... Colonia, Alemania... Londres, Gran Bretaña... York, Gran Bretaña... Bayannuur, Mongolia... Ulan Bator, Mongolia... Nueva Delhi, India... Bombay, India... Dharan, Nepal... Kaduna, Nigeria... Philadelphia, Estados Unidos... Chicago, Estados Unidos... Miami, Estados Unidos... Key West, Estados Unidos... Los Ángeles, Estados Unidos... Washington, D.C., Estados Unidos... Mafikeng, Sudáfrica... Wellington, Sudáfrica... - Tras una breve pausa Marta se dirigió a su novio.- Puedes seguir tú? se me está cansando la vista... tan sólo léeme las ciudades en las que he solicitado en alto y comprueba que mis datos estén bien.
Jorge seguía observando el montón de solicitudes. Incrédulo se disponía a seguir leyendo ciudades.
- Oye Marta... aquí aún queda un montón que es más de diez veces más grande de lo que has leído ya... cuál es tu plan? cómo has conseguido tener acceso a tantos sorteos?
- Joder, Jorge... eres muy curioso... son simples vacíos de la ley de cada país que he sabido aprovechar... no he hecho nada ilegal.
- Pero... te percatas de que si te tocan todos esos pisos estarías quitándole la oportunidad de vivir de forma económica a alguien que lo necesite más que tú?
- Y? Desde cuándo te importan a ti las vidas de los demás? Que se saquen las castañas del fuego como puedan, igual que lo hago yo, no te fastidia!
- Ya, claro... pero esque "sacarse las castañas del fuego" significa hacerlo uno mismo, entiendes?
- Y quién te crees que lo va a hacer si no, imbécil?
- Pues... contéstame a una pregunta: cómo piensas pagar...? ehm... deja que mire cuántos pisos has solicitado...
- 1235. Pues muy fácil... primero no me tocarán todos, y segundo... los que ya estén construidos se los alquilaré a otros y con el dinero del alquiler pagaré todo.
- Pero que son pisos protegidos! No puedes alquilarlos ni revenderlos!
- Eso lo dirás tú!
- No, lo dice la ley.
- La ley tiene goteras, y yo ya lo tengo todo previsto... no tendré problemas de pago, y en caso de que me falte solvencia tengo a los contactos de mi abuelo, jeques árabes dispuestos a intervenir por mí sin problemas.
- ...
- Anda, deja de dar el coñazo y sigue con eso. Mientras tanto yo voy a irme de compras, que me voy de vacaciones al Caribe la semana que viene. Además, aún tengo que ir a dos sesiones de rayos U.V.A. para ponerme morenita y lucir piel, no me va a dar tiempo como sigas entreteniéndome.
- Marta, y las clases?
- Ay! Déjame ya... siempre controlándome. - Tras levantarse del sofá Marta se dirigió hacia su habitación para cambiarse por décimocuarta vez aquel día.

viernes, 16 de marzo de 2007

Capítulo 21: Un placentero vuelo

Tongo iba acelerando el ritmo a cada paso que daba. Alexej seguía arrodillado pero era cuestión de segundos que saliera de ese pozo de desesperación en el cual había quedado sumergido.
"Menos mal que al final Luigi no me ha fallado". Tongo ya estaba prácticamente corriendo. El helicóptero estaba a unos 10 metros de su posición y todo parecía estar a punto.
Tongo se giró una última vez antes de saltar al helicóptero para descubrir que Alexej seguía aún arrodillado, pero ahora se encontraba golpeando el suelo con su arma. Su penetrante voz se escuchaba aún por encima de los rugidos de los rotores.
- Soy débil! Soy débil!
"Pobre infeliz". Tongo sonreía. Al fin y al cabo su jugada no le había salido nada mal. Cierto, había perdido su plantación en la Zona Centro, pero era sólo una de las muchas zonas que constituían su imperio. Probablemente este era uno de los palacios más pequeños. Satisfecho subió al helicóptero y saludó a su piloto.
- Buen trabajo, Luigi. Recibirás la segunda parte de tu pago cuando aterricemos en Andorra. - Tras acabar la frase cerró la compuerta y el helicóptero despegó. - Todo ha salido según lo previsto, estoy satisfecho.
- Todo? - Una extraña voz proveniente del interior de la cabina sorprendió a Tongo, el cual esperaba una respuesta con un tono más sumiso proveniente de su empleado.
Nervioso Tongo se giró hacia la parte trasera del helicóptero buscando con la mirada su maletín plateado en el cual guardaba sus armas.
- No hace falta que busques tus armas, Tongo. La granada la tiene tu piloto en el pantalón y el final del cordel que estoy sosteniendo está atado a la anilla. Tu pistola me gustó y es la que te está apuntando ahora mismo. El resto lo he dejado en tierra porque, la verdad, con dos pistolas y varios cargadores me sobra. - La voz de Simao penetró como una bala en el interior del oido de Tongo. Nunca se habría imaginado que aquél inepto pudiese hacer que el mismísimo patriarca de la familia mafiosa más temida de Europa occidental temblara del modo en el que lo estaba haciendo.
- Escucha, Simao... - La voz de Tongo flaqueaba y sus piernas comenzaban a fallarle. Alexej había eliminado a prácticamente todos los hombres del palacio de la Zona Centro y ahora el único que le quedaba estaba incluso en peor situación que él mismo.
- Calla! No estás en situación de hacerme enfurecer. Debería matarte aquí mismo. - Su rostro reflejaba el odio que Simao le tenía a su compatriota. - Lamentablemente hay algo que aún necesito que hagas por mí.
Tongo sabía que Simao quería apoderarse de su imperio y, muy a su pesar, en estos momentos no tenía ninguna opción de salir con vida de aquel lugar sin haber negociado con Simao.
- Simao, sé lo que quieres de mí. Podemos negociar.
- Negociar? Eres retrasado?... Mira a tu alrededor... qué ves? Estás encerrado en un helicóptero con dirección a Portulandia. He cambiado el plan de vuelo. Haremos una visita a mi familia antes de partir hacia Andorra, aunque no puedo garantizarte que llegues a pisar el país de tus sueños...
- Qué quieres?
- Lo quiero todo. Firmarás la entrega de todos tus bienes a mi nombre, Simao Anoni. Después me plantearé si dejarte en Portulandia en el calabozo de tu castillo o llevarte a Andorra para que ejerzas de esclavo en la vivienda que construiré para mi familia.
- No crees que con esa petición me convendría la muerte?
- Quieres morir? - Simao confiaba en que Tongo accediera a su petición. Sabía que en el fondo su compatriota tenía más miedo a la muerte que a ser esclavizado de por vida.
- Simao, nunca llegarás a tu objetivo. Portulandia sigue siendo mía, y el gobierno español depende de mi financiación. Tengo el 60% de las unidades de ambos gobiernos a mi favor, nunca aceptarían un cambio de líder. Estás cavando tu propia tumba.
- Les guste o no, habrá un cambio de líder.
- Luigi! piensa en tu amiga... la del campamento...! - Un desesperado intento por salvar su pellejo llevó a Tongo a efectuar una de las acciones más estúpidas en varios años, exceptuando su extraña costumbre de dar la hora cuando alguna hermosa fémina le pedía fuego.
- A qué viene esa estupidez! Deja de evadir la realidad... estás jodido! O aceptas la situación y cedes a mi petición o me lo llevaré todo por la fuerza, empezando por lanzarte desde aquí al vacío.
Tongo esperaba que su empleado reaccionara y sus palabras tuvieran el efecto esperado. Según un estudio que había leído hacía poco el semen en grandes cantidades podía hacer que todo tipo de mecanismos dejaran de funcionar, entre ellos el de una granada o una pistola. El riesgo en todo aquél plan era que también podía afectar a los mandos del helicóptero, pero era la única manera que tenía de salvar aquella situación.
Simao se acercó, sosteniendo aún el cordel en la mano y apuntando a Tongo con la pistola.
- Tongo, te queda poco tiempo para decid...
Ante de acabar su frase un brutal gemido le interrumpió y sintió el tirón del cordel proveniente de la cabina. - Pero qué cojones...??!!
El susto que Simao se había llevado hizo que por unos segundos dejara de encañonar a Tongo. Éste supo aprovechar su oportunidad y se abalanzó sobre Simao, haciéndole perder el equilibrio y soltar el arma.
Simao estaba desconcertado, no entendía nada... la granada no había explotado y ahora el que se encontraba en peligro era él mismo. Trató de revolverse, pero Tongo volvió a embestirle y ambos acabaron rodando hacia el interior de la cabina.
"Dios! pero qué es esto!" Simao notó como un extraño líquido viscoso le tocaba la piel, y al girarse unos segundos se percató de que prácticamente toda la cabina estaba manchada de aquel mejunje. Luigi estaba tirado en su asiento y no parecía estar dispuesto a moverse, pero en su rostro podía apreciarse la felicidad que le invadía en estos instantes tan inoportunos.
- Luigi, haz algo! Ayúdame! - Tongo gritaba con desesperación mientras golpeaba con furia a su víctima. - Inmovilízale, átale con algo!
Luigi no se inmutaba. En su lugar una voluminosa gota de saliva caía desde su labio inferior sobre Simao, quien trató de revolverse asqueado.
Tras unos segundos más de forcejeo Simao volvió a tomar las riendas del combate. Logró levantarse y tras ponerse en pie comenzó a patear con furia al ahora acurrucado Tongo.
Luigi seguía sin despertar de su trance y el helicóptero comenzaba a hacer extraños.
- Mierda! el imbécil se está apoyando en la palanca! - Simao trató de quitar a Luigi de su sitio para impedir que el helicóptero siguiera dando vueltas y perdiendo altura, pero un vehemente giro del mismo hizo que resbalara y volviese a caer.
El movimiento normal y coordinado se hacía imposible en el interior de aquella máquina que parecía haberse vuelto loca. Luigi no despertaba y el suelo cada vez se veía más cerca.
- Vamos a morir! - Tongo estaba al borde del ataque nervioso.

miércoles, 14 de febrero de 2007

Capítulo 20: La misión

- Muchas gracias. – Simao bajó del camión y cerró la puerta.
- Adiós. – Güelbón no sospechaba en absoluto de la perversa mente del joven portugués, sin embargo una última mirada al retrovisor le hizo pensar que aquel extraño individuo tramaba algo. La sonrisa con la que Simao se había despedido no era una sonrisa amigable, si no más bien sospechosa. “Qué cojones tramará este capullo…”
Simao se alejaba y tras haber andado unos 20 metros se giró para echarle un último vistazo al transportista. “Un placer haber topado contigo… una pena que deba eliminarte…”. A Simao no le convenía en absoluto que hubiese testigos que pudiesen corroborar el hecho de que Simao se encontraba en libertad andando a sus anchas por cualquier lugar.
Esperó a ver que el camión se alejaba y después de echarle un rápido vistazo a su reloj presionó el botón del detonador que llevaba en su bolsillo.
Una fuerte explosión hizo que las ventanas de prácticamente toda la calle se rompieran en pedazos, las puertas, coches, muros y otros bienes públicos quedaron dañados y aquellos más cercanos al lugar de la explosión quedaron calcinados o completamente destruidos.
Simao sonreía con maldad mientras volvía a darse la vuelta y continuaba con su marcha. Aún le quedaba por hacer una visita a un viejo conocido. Pronto volvería a recuperar parte de su imperio perdido.

[] [] [] []

“Mierda… joder! Llego tarde!” Luigi metió la quinta mientras miraba su reloj. “El jefe me va a matar!”. Sabía que el multimillonario jeque no era el tipo de persona que permitiera los retrasos injustificados. Todavía recordaba cómo le voló la cabeza a aquel otro italiano que le entregó tarde su caja de puros. “Menudo animal… con un rifle de cuádruple cañón… y sólo los quería para ver Pocahontas…”
El tiempo corría y Luigi tenía que emplearse a fondo para evitar su desastre personal. “Joder… sólo llevo dos semanas trabajando con él…”. La tapadera de heladero estaba funcionando bien, pero el ser piloto privado de un mafioso como Tongo era un trabajo realmente arriesgado. Luigi lo sabía, pero también sabía que el flujo monetario que le esperaría a final de mes sería bárbaro. “Al fin podré comprarme una cama.”. Tantos años durmiendo sobre un camastro de paja y sacos de heno eran ya demasiados, incluso para un spaghetti- nostro de la mafia napolitana que había visitado la cárcel en diecisiete ocasiones.
Encendiéndose un cigarro Luigi pisó el acelerador lo más fuerte que podía. Su Fiat Seicento estaba alcanzando ahora los 90 Km/h, pero el motor parecía que iba a explotar ahí mismo. Sin embargo, Luigi no deceleró ni un momento. “JODER, no me falles ahora…”
Tomando un atajo, Luigi logró llegar pocos minutos después a su destino. Al entrar en el interior del balneario, Tongo miraba su reloj de oro mientras le esperaba sentado en una hamaca. Dos tailandesas le abanicaban y varios soldados hacían guardia a su alrededor.
- Llegas justo a tiempo. Has tenido suerte. – Dejando la sierra mecánica en el suelo Tongo miró al italiano.
- Lo sé. - Luigi se sentó en el suelo junto a él bajo la atenta mirada de los guardias que vigilaban el recinto.
- Bien. Éste es el helicóptero que pilotarás para mí. Quiero que estés aquí en ocho horas. Un agente del gobierno ruso y su compañero vendrán a buscarme y quiero salir de aquí con vida, comprendes?
- Sí, señor. Pero... cómo sabe que vendrán a por usted?
- Haces demasiadas preguntas. Confórmate con saber que trabajas para un multimillonario con mucho poder.
Tras terminar su fase Tongo se alzó de la hamaca y, después de entregarle los planos de su balneario y el manual del helicóptero a Luigi, se encaminó hacia la parte de atrás de la sala en la que se encontraban.
- Puedes marchar. La conversación ha terminado.
Luigi se levantó del suelo y salió del lugar. Debía llegar a la heladería antes de que hubiesen pasado un par de horas. Su coche estaba prácticamente echando humo, por lo que decidió marchar andando hasta la parada de autobús más cercana.

[] [] [] []

Simao se encontraba esperando detrás de un seto a que su víctima saliese de aquel lugar. “Ya eres mío.”
Paciente, permaneció escondido hasta que un sujeto abandonó el edificio. Simao no le conocía, al menos a primera vista no le resultaba familiar. Sin embargo, por instinto, decidió seguir al extraño para descubrir qué relación tenía con su objetivo principal y de qué forma podría resultarle útil.
Sigiloso, Simao caminaba al borde de la acera, detrás de una serie de arbustos de diversos tamaños y formas.
El individuo tenía la pinta de estar muy centrado en alguna cosa, por lo que en ningún momento se giró o hizo algún gesto de haber sospechado de la presencia de Simao.
Simao esperó unos minutos más y tras descubrir que el individuo se detenía en una parada de autobús se dirigió hacia él.
- Hola. Tienes fuego? – Trató de impedir que el extraño le viese la cara por completo y forzó su voz. Luigi se extrañó al verle, pues no había reparado en su presencia en ningún instante. Extrayendo una caja de cerillas de su bolsillo Luigi le contestó.
- Aquí tienes.
- De dónde venías? – La indiscreta pregunta de Simao sobresaltó a Luigi, quien no supo contestar. – Te he hecho una pregunta. De dónde venías?
Simao sacó su pistola del bolsillo y apuntando a Luigi, volvió a dirigirle la palabra.
- Mira, chico, no tengo todo el día. Te he visto salir de casa de Tongo. Qué hacías ahí? Hoy el balneario está cerrado asíque dudo que vinieras de darte un relajante bañito, verdad?
Luigi trató de disimular, pero su rostro corroboraba lo dicho por el portugués.
- No, qué va… soy de la empresa de limpieza.
- Sí. Y yo soy virgen. Escucha, como no me des una respuesta que me resulte creíble te volaré los sesos. Nos entendemos?
Luigi asintió tímidamente. “Por qué me metería yo en esto?”
- Bien. Dime, qué hacías ahí?
- Tongo me ha contratado para que vuele su helicóptero. Tiene programada una huida al país vecino.
- A Portugal?
- No, a Andorra. Desde que conquistó parte de Francia en la Tercera Guerra Mundial, Tongo está convencido de que es una gran potencia económica en Europa.
- Hace tanto que conoces a Tongo?
- No. Él me lo contó.
- Bien. Haremos una cosa. Yo no te mataré y tú a cambio harás exactamente lo que yo te ordene a partir de ahora.
Luigi sabía que no le quedaban muchas opciones.
- Eccomi.

Capítulo 19: La puerta secreta

Transcurrieron varios minutos antes de que Alexej lograra forzar la cerradura de la puerta.
- Al fin!
- Ya has conseguido abrirla?
- Sí. Vamos, ayúdame a empujar los portones.
Juve se unió a Alexej y juntos comenzaron a empujar la puerta con todas sus fuerzas. La puerta acabó cediendo y se abrió de par en par.
Para la sorpresa de ambos, en la sala no parecía haber nadie.
- Está llena de... PELUCHES! - Alexej no entendía nada.
- Pero cómo es posible? No habías dicho que...?
- SÉ LO QUE HE DICHO!
- Habrá que seguir buscando. - Alejándose de su compañero, Juve comenzó a buscar algo de utilidad entre los peluches. - Joder... este hombre tiene una obsesión con Disney.
Juve se encontraba ahora ante un enorme peluche de Goofy y lo observaba con atención.
- Las facciones no están bien hechas... debería ver si...
Una voz que parecía proceder de todos las esquinas de la sala al mismo tiempo le interrumpió.
- Habéis caído. Esta sala no tiene salida y en breves instantes comenzará a expandirse el gas venenoso que hay en el interior de cada uno de esos muñecos asesinos.
Alexej se giró hacia la puerta: Seguía abierta. Volviéndose a girar hacia Juve encogió los hombros. Juve tampoco entendía nada. O el tío al que tenían que matar era un inútil o todo esto era una broma.
- Tongo, las puertas siguen abiertas. Nos estás vacilando?
Una fuerte carcajada forzada se escuchó por los altavoces.
- Para nada! Moriréis aquí hoy.
Juve cada vez oía la voz más cercana y para su sorpresa no provenía de ninguna de las esquinas. "Qué cojones...? Habrá más altavoces en el centro de la sala?"
Poco a poco iba avanzando en la dirección de la que provenía la voz y conforme se acercaba, cada vez le sonaba menos robótica. "Debe estar por aquí... se habrá ocultado bajo el suelo mediante algún sistema ultramoderno de camuflaje y..." Antes de que sus pensamientos terminasen de fluir uno de los peluches cercanos a él comenzó a moverse levemente. "Qué cojones...?" Acercándose lentamente y con sigilo Juve empezó a escuchar más detenidamente. Parecía que hubiese alguien respirando en ese lugar junto a él.
Con un ágil movimiento Juve apartó varios peluches de golpe con una mano, mientras sostenía el fusil en la otra como buenamente era capaz.
- ... - Juve se quedó sin palabras ante la imagen que ahora mismo captaban sus ojos.
Tongo estaba sentado en el suelo semioculto bajo peluches y completamente desnudo con un micrófono en la mano. Su cara delataba la sorpresa que le había causado su descubrimiento por parte de Juve.
- Bien... Fin del juego. Os mostraré lo que estáis buscando.
Juve seguía sin poder articular palabra. "Dios mío, es lo más grande que he visto nunca..."
Alexej se acercó, fusil en maon y comenzó a reír en alto.
- Qué?, y el gas tóxico? Es esto todo lo que tenías para ofrec... JODER! Pero qué clase de monstruo eres??!!
Tongo no entendía de qué estaban hablando. Levantándose del suelo comenzó a andar hacia el final de la sala.
- Seguidme, aquí tengo lo que buscáis.
- To... Tongo, te buscamos a tí, no hace falta que nos enseñes nada más... - Alexej seguía algo confuso. El impacto de aquella imagen era ahora difícil de superar.
- Tranquilo, cuando veas lo que escondo en mi palacio entenderás por qué el gobierno me busca... - Tongo seguía avanzando hacia el final de la sala con paso decidido.
Mientras Juve estaba sentado en el suelo inclinado sobre sus rodillas y Alexej, aún sin moverse, observaba al portugués con atención.
Abriendo una pequeña compuerta en la pared, Tongo introdujo un código en un panel de números. Tras pulsar un botón con el símbolo de Disney una enorme puerta secreta se abrió.
Los ojos de Alexej estaban a punto de salirse de sus órbitas. Juve consiguió alzar la vista lo justo para descubrir lo que Tongo había estado ocultando durante tanto tiempo tras aquella puerta secreta.
- Aquí lo tenéis. Propia cosecha, y al fondo del todo importación de Portulandia, traído hasta aquí en carrozas del siglo XXI originales, con tracción a cuatro mulas. No podréis quejaros, sois los primeros en saber de la existencia de esta plantación, exceptuando el gobierno.
- Es... es... es... CAFÉ??!! - Alexej no podía creer lo que estaba viendo. Tras lo ocurrido con Zipotten, este era el hecho que más le había sorprendido desde hacía años. Una plantación de café.
El gobierno posterior al de Zapatero había ilegalizado el café por considerarlo una droga dura, y las mafias de diversos países habían centrado sus respectivos negocios en el contrabando de café.
Por lo que acababan de presenciar, Tongo pertenecía a alguna de estas mafias.
Alexej sabía que Portugal era un gran foco en el que se exportaban drogas de todo tipo al resto de Europa. Ya conocía a varios contrabandistas portugueses y el gobierno ruso, desde que Rusia pertenecía a la Unión Europea, le había ordenado a su organización que se encargara del contrabando de drogas. Tongo no habría sido ni el primer ni el último portugués que feneciera bajo el indiscutible reinado de Stukov en el ámbito del negocio ilegal.
- Bien. Esto es todo. Ahora he de irme. - Tongo dio media vuelta y comenzó a andar hacia el helipuerto situado en el centro de la plantación, donde su helicóptero de emergencia estaba ya comenzando a girar las aspas.
Alexej ni se inmutó. No era capaz de reaccionar. Todo aquello le había causado un gran impacto y durante algunos minutos permaneció inmóvil en el sitio, con la vista perdida en el extenso campo que se abría ante él.
"Todos estos años..."

martes, 13 de febrero de 2007

Capítulo 18: Asalto al castillo

- En serio, Alexej... no me siento muy cómodo con esto... de verdad tenemos que matarle?
- Sí. - Alexej no tenía ni la más mínima intención de cambiar de postura.
- Pero, joder... no nos ha hecho nada...
- Sí.
- Vas a decir algo que no sea "Sí" en algún momento?
- Sí. Pero antes eliminaremos al objetivo.
Suspirando Juve volvió a alzar el fusil.
La gente se apartaba del pasillo conforme Alexej y Juve avanzaban con sus armas en alto.
- Dejad paso, vamos, todo el mundo fuera de aquí.
El pánico se apoderó de la multitud y la gente comenzó a gritar desesperada. Las cajeras salieron huyendo después de apretar el botón de alarma y los guardias de seguridad del recinto comenzaron a correr nerviosos por los pasillos, intentando reunirse y hacer frente a la amenaza.
Stukov ni se inmutaba, su rumbo no variaba. Sabía dónde iba a encontrar a su objetivo y hacia allí se iba a dirigir. Nada ni nadie se lo impedirían. Un fusil de asalto respaldaba su decisión.
- Oye, Ale...
Un fuerte capón silenció a Juve.
- Como vuelvas a mencionar mi nombre te mataré. No quiero ser descubierto, es por eso por lo que llevo un pasamontañas, entiendes?
- Sí, pero...
- Cállate, ahora estás metido en esto conmigo y tendrás que cumplir con mis órdenes hasta el final, o morirás aquí abatido por disparos de tiradores aficionados. - El desprecio con el que Alexej formuló su frase hizo que Juve supiese que saldría de aquel lugar con vida. Stukov no era un tipo que hablase por hablar. Sus palabras solían acarrear consecuencias y, si estaba convencido de que aquellos guardias no iban a causarles el más mínimo problema, era porque realmente sería así. - Vamos, avanza y no te entretengas con gilipolleces.
Ambos siguieron con paso firme a lo largo del pasillo mientras los guardias se escondían al fondo del mismo tras una especie de barricada.
"Te tengo". Alexej estaba seguro de que había acertado. "Por qué habrá tantos guardias ante esa sala si no es para proteger al multimillonario excéntrico?"
- Oye... jefe... ahí se amontonan varios guardias, no crees que...
- Escucha, muchacho... harás lo que yo te diga. Nada más.
- De... de acuerdo.
Tras dar algunos pasos más Alexej dio la orden.
- Equis, escóndete tras esa mesa y apunta a la zona donde están los guardias, cuando te lo ordene abrirás fuego para cubrirme las espaldas.
- Sí señor. - Juve volvía a sentirse como hacía años que no lo hacía. Estaba ansioso por volver a disparar un arma.
Alexej avanzó otros pocos pasos más y colocándose detrás de un armario comenzó a preparar su equipo.
Llevaba el fusil que Juve le había traído, dos Five-Seven con varios cargadores extra en su cinturón, un machete de guerra y un par de granadas. También llevaba un espejo de mano, un chaleco antibalas, un casco con prismáticos y visión nocturna incorporados y una mira telescópica para montar en el fusil.
Juve no podía creer lo que estaba viendo. "Creo que llevo demasiado tiempo sin trabajar con él...". Exceptuando la M-16 con silenciador, Juve no había estado al tanto del armamento que su compañero llevaba en el maletero.

[] [] [] []

Thiago se encontraba ahora junto a sus compañeros. Los guardias estaban al fondo del pasillo postrados tras diversos muebles, la mayoría con armamento ligero. Algunos estaban temblando, pues habían oído hablar de aquel extraño sujeto que en estos momentos se encontraba a pocos cientos de metros de ellos. Aún no estaba a tiro, y sin embargo algunos guardias ya estaban intentando conseguir un ángulo aceptable de disparo para acertar a impactar sobre su objetivo.
El joven guardia sostenía una Glock entre sus manos. Apuntaba hacia la dirección en la que sabían que el objetivo se había puesto a cubierto. Sólo esperaba a que el capitán diese la maldita orden que todos estaban esperando "Abran fuego!", sin embargo aquel momento no parecía querer llegar. Los minutos pasaban y el pasillo estaba completamente en silencio. Nadie escuchaba nada, sólo el sonido de las pulsaciones de los compañeros perturbaban la paz interior de los que más nerviosos estaban. "Joder... ayer un concierto que iba a recordar el resto de mi vida y hoy me enfrento a un terrorista buscado por la Interpol. Por qué me tiene que pasar esto a mí? Con lo bien que me iban las cosas últimamente...", Thiago estaba nervioso.
- Aguantad... - El capitán parecía estar más nervioso que su batallón. Su voz y su brazo, alzado con dos dedos extendidos, temblaban de forma descarada. - Aún está lejos. Tiene que pasar por aquí para poder alcanzar su objetivo. Mantened la posición!
Los componentes del batallón que ahora defendían al multimillonario dudaban de la profesionalidad de su líder, entre otras cosas, porque la disposición y la estategia que debían adoptar no se asemejaba en absoluto a la situación real.
- Somos el batallón de los Perros. El batallón más potente de este lugar. Si nosotros no demostramos nuestra valía y profesionalidad el paraíso caerá. Tenemos que mantene...
Un silbido cortó el viento y el capitán calló al suelo con un agujero de bala en el cráneo entre ceja y ceja. Sangraba sin cesar. El batallón comenzó a desorientarse más y más. Algunos comenzaron a disparar, lo que llevó a los más inseguros a acompañarles en el intento o a huir alocadamente en dirección opuesta.
Thiago se unió a los soldados que huían. Sus chillidos hacían eco a lo largo de todo el pasillo y algunos de los soldados que aún no se habían desesperado comenzaron a sentirse amenazados, sumiéndose en una terrible crisis nerviosa que acabó por llevarlos a realizar acciones desesperadas.
Tres nuevos disparos alcanzaron a tres nuevos objetivos y el caos acabó por dominar.
El batallón de los Perros estaba ahora completamente desorientado, con componentes desperdigados por todo el pasillo y sin ningún tipo de rumbo u ojbetivo. Pocos guardias quedaban que realmente supiesen por qué estaban ahí. Y de estos cada vez quedaban menos, pues si no eran los certeros disparos provenientes del final del pasillo era el desorden general o los chillidos de Thiago los que los desorientaban.
- Retirada! Retirada! Abandonemos el lugar y tratemos de encontrar una posición privilegiada para dominar la situación! - El más cuerdo de los soldados que quedaban se hallaba ahora detrás de una enorme estantería, recargando su pistola. Trataba de calmar a los guardias que aún seguían con vida, pero el ruido y el caos en el que estaba sumida la situación dificultaba aún más su labor. A pesar de todo, algunos de los soldados se unieron a su causa y trataron de recmponer el grupo y formar un colectivo más organizado que plantara cara a los terroristas.

[] [] [] []

El grupo de héroes que se había propuesto plantarle cara duró aproximadamente 3 minutos en combate antes de fenecer por completo. Los guardias restantes ya habían huido y en la lejanía aún se escuchaban los agudos chillidos de uno de los componentes de aquel tropel de imbéciles.
Alexej miró una vez más por su mira telescópica tratando de encontrar algún objetivo vivo al que eliminar. No tuvo éxito. Por lo que podía observar ya no quedaban objetivos a la vista.
- Bien. Equis, vamos a avanzar. Parece que hemos acabado con todos.
Juve observaba su humeante fusil y con una sonrisa extrajo un nuevo cargador y recargó su flamante arma.
- Por cierto, buena puntería. Creo haber contado que has matado a siete - Alexej sonreía también.
- Sin duda. Y tú? - Juve se sentía orgulloso de su actuación.
- Veintidós.
Juve trató de disimular su sorpresa.
- Dios mío, eres una auténtica máquina de matar...!
- Lo sé. Ahora muévete, tenemos que encontrar a nuestro objetivo.
Alexej comenzó a avanzar por el largo pasillo con grandes zancadas, armado con las dos pistolas que había traído y con su fusil a la espalda. Juve le seguía lo más rápido que podía.
Ante ellos un enorme charco de sangre y múltiples cadáveres les obligaban a avanzar con más cuidado hacia las dos grandes puertas metálicas.
- Es aquí. - Alexej señalaba una de las grandes puertas, mostrándole a Juve el símbolo del jeque.
- Por qué usa el símbolo de Disney para representar su imperio?
- No lo sé. Pero este es el del castillo, supongo que tendrá relación con el imperio de su balneario... su castillo, su fortaleza. El que más me extraña a mí es el símbolo de Mickey Mouse que hay sobre todas sus pertenencias privadas... es algo irritante tener que estar viendo esa basura...
Tras comprobar que el pasillo estaba vacío, Alexej se dispuso a forzar la puerta.

Capítulo 17: The Transporter

Una secuencia ininterrumpida de fuertes meneos despertó a Simao. Se seguía encontrando en el interior de aquel camión de la basura, aunque ahora estaba solo. "Me han usado... me han usado!". Con una sonrisa en la cara Simao se levantó y trató de mantener el equilibrio apoyándose en las paredes. Al asomar por la parte de atrás descubrió que estaba entrando en un recinto vallado y que el camión reducía su marcha progresivamente.
Tras detenerse, el camión comenzó a dar marcha atrás y, acercándose a un acantilado lleno de basura, empezó a inclinarse la parte trasera del camión. Simao debía salir de ahí antes de que toda la basura que transportaba cayese sobre él y le enterrara en aquel hoyo sin posibilidad de salir.
Con un ágil movimiento Simao se encaramó al borde de la parte trasera y con un rápido impulso saltó al exterior, enganchándose con su hacha de mano en la parte exterior del camión. Lo había logrado. Con una mirada triunfante el cabecilla de la mafia importadora portuguesa miró al fondo de la fosa. Ahí yacían miles y miles de cadáveres que él mismo había enviado hasta ahí. Se sentía orgulloso.
Metió la mano en el bolsillo y extrajo su paquete de tabaco. Encendió uno y, mirando el reloj, se giró para ver hacia dónde se dirigía el camión ahora.
Tras acabarse el cigarro Simao comprobó la recámara de su pistola y se guardó el hacha en el cinto. Mirándose las heridas de los brazos pensó en tratárselas. "Quizás no es buen momento. Tendré que esperar a estar a salvo, aquí es arriesgado."
Volvió a mirar el reloj. "Tengo que salir de aquí."
Rápidamente comenzó a correr hacia la valla, tratando de esconderse detrás de los contenedores y los edificios que encontraba a su paso. Nadie debía verle ahí.
Finalmente llegó a la valla. Estaba cubierta con alambre de espinos, nada que Simao no pudiese superar. Extrajo su hacha del cinto y comenzó a golpear la valla con todas sus fuerzas. Tras varios impactos uno de los pivotes que estaba golpeando cedió y la valla se dobló, dejando así un camino fácil de superar. "Ha sido más fácil de lo que pensaba..."
Saliendo del recinto a toda velocidad, Simao se dirigió hacia la autopista más cercana. No circulaban muchos coches, lo cual facilitaría su labor. "Tengo que conseguir un vehículo rápido y fiable". Habitualmente ésas eran las cosas que decía en los concesionarios antes de atracarlos, pero esta vez no tenía ni el tiempo ni la variedad para elegir, asíque comenzó a deslizarse por el lateral de la autopista para adentrarse en ella y detener al primer vehículo que pasara.
Pocos segundos tuvieron que transcurrir para que apareciese el primer coche. "Hoy es mi día de suerte." Para la sorpresa de Simao se trataba de un BMW Z4 descapotable, tuneado y con mejoras de motor. Simao sabía qué cilindrada y potencia tenía con sólo escuchar el rugido del motor. "Perfecto, 3.246 cc de motor, con peso de 1.485 Kg, seis cilindros, 343 CV de potencia, motor gasolina, 6 velocidades, velocidad máxima de 250 km/h y un consumo aproximado de 12L/100Km. Mejor imposible."
Comenzó a agitar los brazos tratando de llamar la atención y poco a poco fue colocándose en el centro de la autopista para impedir el paso del vehículo y obligarle así a frenar o esquivarle.
El conductor del coche, al ver a Simao, redujo su velocidad y finalmente se detuvo. Abriendo su ventanilla se dirigió hacia Simao.
- Está usted bien? Necesita que le lleve a algún sitio?
- Sí, sí... por favor, me he quedado sin gasolina. Lléveme a la gasolinera más cercana a ver si puedo... - Simao se acercaba poco a poco al vehículo hasta detenerse al lado de la ventanilla.
- Suba, suba. Le llevaré, no se preocupe.
- Muchas gracias. Yahvé se lo pague. - Simao subió al coche, y en el mismo instante en el que se sentó en el asiento sacó su pistola y encañonó al pobre civil. - Bájese del coche con las manos en alto y deje las llaves en el coche.
- Pe... pero...
- Hágalo.
- Por favor... no me haga nada... tengo familia...
- Salga del coche.
El individuo salió del vehículo entre lágrimas. Simao arrancó a toda velocidad haciendo tronar el motor. "Menudo lujo de coche."
Orgulloso de la marcha de su nuevo vehículo, Simao comenzó a acelerar. "A ver qué puedes darme nenita..."
Un fuerte crujido en el cambio de marchas hizo que Simao se sobresaltara... "Juraría que he pisado el embrague... qué cojones ha ocurrido?!"
El coche comenzó a hacer extraños y el volante se descontroló. A la velocidad a la que iba Simao no podía ya hacer mucho por evitar que el coche se estampara, sin embargo, por reflejo intentó frenarlo.
No le hizo falta pisarlo durante mucho tiempo dado que, para su sorpresa, el motor acababa de pararse en seco, echando humo, y el vehículo ya no reaccionaba a nada. Simplemente comenzó a reducir la velocidad, sin más.
"Joder!" Simao estaba decepcionado. "Menuda mierda de coche... BMW tenía que ser!... si tuviese aquí mi Ferrari 612 Scaglietti de 540 CV... por qué cojones me lo dejaría en la mansión de la playa?... con la falta que me hace..."
Simao sin duda echaba de menos esos 5.750 cc de motor y 12 cilindros. Ahora estaba en medio de una autopista, sin coche y a unos 40 Km. de la próxima aglomeración urbana.
"Mierda. Qué cojones hago ahora?" Simao estaba desesperado. Mirando a su alrededor se dio cuenta de que tenía pocas posibilidades de salir de ahí sin un vehículo. Estaba algo nervioso, pero sabía que lo único que podía hacer era esperar.
Tras unos minutos de espera en los que estuvo dando vueltas alrededor del coche que acababa de destrozar vio cómo un enorme trailer se acercaba al lugar en el que se encontraba.
"Bingo... dentro de lo malo... al menos tengo esto" Sonriendo, Simao comenzó a hacerle señas al camionero.
- Por favor! Deténgase!... Por favor! Necesito ayuda!
El enorme vehículo comenzó a reducir la velocidad hasta detenerse.
Simao se aproximó a él. Un enorme tipo asomó su cabeza por la ventana. Parecía que la cabeza fuese a quedarse atrancada en la ventanilla, pero no fue así.
- Saludos. Qué te ha ocurrido? - El camionero era corpulento, tenía brazos de grandes dimensiones y un piercing en la ceja, pelo largo y una sudadera bastante sucia y manchada de grasa. - Necesitas un viaje?
- Sí, sin duda me vendría bien. - Simao observó al tipo con atención. Tenía toda la pinta de ser un buen hombre.
- Sube. Te llevaré hasta la próxima ciudad.
- Gracias. - Simao subió al camión.
Al subir una enorme escopeta recortada le apuntaba a la cabeza. Simao se sobresaltó y a punto estuvo de saltar hacia atrás para sacar su pistola y abatir al perturbado que le estaba encañonando con aquel Winchester, pero el hombre le calmó.
- Tranquilo chico, es sólo por mi seguridad. Llevan varias semanas anunciando que hay un loco violando transportistas en la M-40. Suelo hacer mis rutas pasando por allí y no me haría gracia que llegara un pervertido de estos para meterme la mierda hacia dentro, comprendes?
Simao le miraba perplejo.
- Yo... yo no soy...
- Mira, no puedo fiarme de nadie. Simplemente mantente quietecito durante el viaje y todo irá bien.
- Bueno, yo...
- Venga, ponte el cinturón.
Simao se puso el cinturón y el corpulento transportista volvió a arrancar el camión.
- Por cierto, soy Güelbón. Encantado.
- Igualmente... yo... yo soy... soy Simao. - Aún no se había recuperado del shock.
- Bueno. Descansa. Te avisaré cuando lleguemos.
- No, gracias, estoy bien. Además, tengo que tratarme unas heridas y demás. No te preocupes.
Sacando el hacha del cinto Simao comenzó a rascarse las costras de las heridas.
- Para qué haces eso? - Güelbón estaba sorprendido.
- Para que cicatrice mejor.
Frunciendo el ceño Güelbón agitó la cabeza. "Menudo loco."

lunes, 12 de febrero de 2007

Capítulo 16: (Letales) pérdidas de memoria

Plaff!
Una fuerte bofetada despertó a Largo. El impacto le derribó y cayó al suelo de boca. Era la tercera vez que se encontraba tan cerca del suelo aquel día.
- Pero qué cojones te pasa?!, enfermo! - Largo parecía molesto.
- Qué? Qué pasa, tío? - Troncheff se encontraba de pie junto a Largo.
- Tronco, que me acabas de hostiar!
- Pero qué dices??!! Por qué cojones te iba a calzar una hostia?
- Y yo qué sé??!! El caso es que me acabas de tirar del banco. Por algo lo habrás hecho, no?
- Habrá sido otro, colega... que yo no te he hecho nada!
Largo se giró. Todos los demás estaban despertándose ahora, debido a los gritos.
- Troncheff... los demás estaban durmiendo, y yo, personalmente, no acostumbro a autogolpearme.
Largo se reincorporó y dándole la mano a Troncheff siguió conversando con él.
- Bueno, mira... da igual. Qué tal este finde?, cómo te ha ido?
- Ah, todo bien. Fuimos a una boda y tal... no estuvo mal.
- Eso te iba a preguntar... por qué no fuisteis al parti...?
Plaff!
Otra fuerte bofetada volvió a desequilibrar a Largo que, nuevamente, cayó de bruces sobre el suelo de la sala.
- Pero... enfermo! - Largo se reincorporó nuevamente. - Qué cojones te pasa? Estás mal de la cabeza, o qué?
- Pero de qué cojones me estás hablando??!! - Troncheff parecía sentirse ofendido. - Me estabas preguntando que qué tal el finde y yo te he contestado. Qué esperas que te diga, pedazo de maniático?
- Troncheff! Me acabas de soltar otra hostia!
- Anda, pero tronco... a qué estás jugando??!!
Largo le miraba estupefacto. "Será que realmente no sabe que me está pegando?"
Mientras, el resto ya se había despertado y miraban ahora cómo Troncheff y Largo discutían.
- Bueno, mira... déjalo. No pasa nada... debe ser que estoy algo alterado. - Largo trató de calmar la situación fingiendo que el error había sido suyo.
- Sí, debe ser eso.
- Y el resto de los Kuntakintes?
- Están en casa. Creo que durmiendo. Sé que Morrales estaba cansado y quería dormir. El resto imagino que también.
- Cansado de qué? - Landros adoptó un tono de voz algo duro y Largo le hizo una seña para que se calmara. Sin embargo antes de que Landros la viera, Troncheff le propinó un descompensado golpe en la cara que hizo que se tambaleara y cayese sobre uno de los bancos de la sala.
Largo miró a Troncheff con cara de susto, sin embargo, éste no tenía pinta de estar sintiéndose culpable ni lo más mínimo.
- Oye... Troncheff...
- Dime.
- De verdad no eres consciente de que estás soltando bofetadas a diestro y siniestro? - La voz de Largo flaqueaba y parecía inseguro.
- Largo... estás bien?
- Sí, joder, sólo quiero saber si...
Una nueva bofetada le interrumpió. Esta vez cayó sobre Johnny, que seguía durmiendo en el centro de la sala.
- AAGH! Pero qué cojones estás haciendo??!! - Johnny despertó de su sueño de la peor forma posible. Probablemente, lo que más le molestaba a Johnny en el mundo era que le quitaran sus preciadas horas de sueño.
Largo trató de disculparse explicándole lo ocurrido, pero mientras le contaba a Johnny lo sucedido, Troncheff cogió carrerilla y le propinó una brutal patada en el estómago.
- UFF! - Largo cayó nuevamente al suelo, ésta vez retorciéndose de dolor.
- Loco! - Los demás habían presenciado la escena y agarraban ahora a Troncheff para impedir que volviera a hacer algo similar.
Mientras tanto, Landros trataba de reanimar a Largo, que se encontraba tendido sobre el suelo sin moverse en exceso.
- Habrá que llamar a una ambulancia, creo que no está bien.
- NO! NO!, estoy perfectamente. - Jadeando, Largo se levantó. Su cara estaba completamente roja y se agarraba el estómago con fuerza.
- Tío, pero... qué te pasa? - Troncheff no comprendía lo que estaba ocurriendo. Parecía que a Largo le entraban extrañas convulsiones y ataques de ansiedad. - Si necesitas ambulancia... la tengo aparcada ahí fuera.
- No! Estoy mejor que nunca!
- Bueno, yo me ofrezco. Si te hace falta estoy dispuesto a llevarte al hospital.
- Deja, deja... estoy perfectamente.
- Será mejor que vayamos saliendo de aquí. Tongo, ha sido muy interesante. Volveremos otro día. - Landros comenzó a despedirse de Tongo mientras Johnny, Banyo, Jack, Pleiten y Niti controlaban a Troncheff.
Tras haberse despedido todos de Tongo salieron a los vestuarios para cambiarse.
- Estás bien, Largo?... - Johnny miraba ahora a su amigo, que tenía toda la pinta de estar a punto de vomitar.
- Sí, sí, me encuentro bien. Vámonos a jugar un partidillo de fútbol, me sentará bien.

[] [] [] []

Alexej no dejó de pisar el acelerador desde que salieron de casa de Juve.
- Tío, tanta prisa llevas? - Juve no entendía lo que estaba ocurriendo.
- Sí. Ese hombre es un peligro público.
- Pero qué le pasa? Es sólo un civil...
- No. Es más que eso. Él solo se ha bastado para arruinar un país entero a base de estrategias bien planeadas. Es un genio. Podría desequilibrar la economía mundial si se lo propusiese. Tenemos que impedir que siga danzando a su gusto con total libertad.
- Bueno...
Pocos minutos tardaron en llegar desde la vivienda del diseñador hasta el balneario. Al llegar se encontraron con que varios conocidos estaban ahora entrando en sus respectivos vehículos para marcharse.
- Mierda, quería haberles saludado. - Juve se sentía decepcionado. Hacía tiempo que no hablaba con ellos, pero ahora no era el momento. Tenían que cumplir una misión.
- Vamos, no te entretengas. Saca los fusiles y vamos a entrar. Ponte el pasamontañas, yo mientras cambiaré la matrícula.
Tras haber cambiado la matrícula, Alexej se colocó el pasamontañas, cargó su fusil y se preparó para entrar.
- Estás listo?
- Sí.- Juve le contestó convencido.
- Juve... deja que te comente una cosa... el pasamontañas no es una rodillera...
- Ah... por la forma juraría que...
- No... Juve... póntelo en la cabeza de forma que te cubra toda la cara. Cuando estés listo dime la hora y entramos.
- Ok, listo. Son las 14.39
- Tío... hemos salido de casa a las tres y veinticinco... es imposible que sean las tres menos veinte...
- Ah... esque se me olvidó cambiar la hora en...
- Joder... vale... venga... son las 15.40. Vamos a entrar.
Ambos cogieron sus fusiles y comenzaron a dirigirse hacia la puerta de los balnearios.

viernes, 9 de febrero de 2007

Capítulo 15: Un relajante baño

Tongo yacía tranquilo sobre una de las camillas mientras una tailandesa le masajeaba la espalda. Llevaba tumbado sin hacer absolutamente nada desde hacía aproximadamente dos años. Sus abandonos de carrera en tiempos pasados habían llevado al gobierno a abolir las leyes de subvención para estudiantes, por lo que gracias a su brillante actuación en aquella época ya no existían subvenciones de ningún tipo, y muchos estudiantes tuvieron que abandonar la carrera, mientras que otros muchos se endeudaron de tal forma que acabaron suicidándose o trabajando entre 14 y 16 horas al día, sin contar las clases y las horas de estudio.
A Tongo todo aquello no le importaba. Él vivía bien. Sus padres le habían cedido al uso todos sus bienes y entre ellos se encontraba el terreno y el dinero con el cual había creado el maravilloso balneario en el que vivía ahora.
Él no necesitaba casa. Le sobraba con aquel paraíso artificial que había creado. Playas artificiales con oleaje artificial, salas de masajes, saunas, piscinas con agua caliente, hidromasaje... y para contrastar, piscinas heladas, pistas de patinaje sobre hielo y muchas cosas más.
El jeque portugués se autoproclamó amante de la naturaleza, y por ello decidió construir una jungla artificial que más adelante abriría al público para obtener beneficios.
"Fue una gran idea. Los amantes de la naturaleza de todo el mundo vienen a mi balneario en forma de jungla para disfrutar del ambiente. Mi dedicación a lo largo de muchos años finalmente obtiene sus frutos."
- Quiere que siga señor? - La esclava tailandesa le miraba ahora con atención.
- Sí. No pares, estoy cansado. El trabajo me estresa.
Pasados unos minutos Tongo se decidió a abandonar la sala para darse una vuelta por su brillante creación.
- Puedes parar, tómate un descanso.
Al salir a su recibidor vio en las pantallas de las cámaras de vigilancia que antiguos amigos suyos de la infancia habían venido a visitarle. "Qué gran honor".
Tongo salió a recibirlos personalmente y, tras saludarles a todos eufóricamente le indicó a los cajeros que sus amigos no pagarían.
- Están invitados. - Guiñándoles un ojo les hizo una seña para que le siguieran al interior del balneario. - Disfrutadlo todo lo que podáis. Ahora mismo me uno a vosotros.
Largo se entretuvo leyendo el prospecto del lugar y, para su sorpresa, encontró en él las reglas del recinto.
- Chicos, antes de entrar creo que tenemos que desnudarnos. Del todo. Por lo visto el lugar supone ser la jungla, y según dice aquí en la jungla van todos desnudos.
- Protesto. - Landros sabía que en lo referente a la historia aborigen se había malinterpretado gran parte de los documentos que aún existían de la época de la conquista. Según recientes estudios, en los que Landros mismo había participado, los indígenas tenían una forma de vida muy avanzada, y gran parte de la población eran diseñadores de grandes marcas como Tommy Gilifiger, Rastaphary Lauren, o Elcosto. - En la jungla la gente no va desnu...
- Yujuuuu! - Antes de que Landros hubiese acabado la frase, Largo ya se había desnudado por completo y correteaba a lo largo de los pasillos, parándose ante cada puerta para mirar en su interior y marcarse un baile. - Dónde queréis ir primero?
- Vamos a la piscina. Un bañito no vendrá mal. - Por no dejarle solo, el resto de los acompañantes decidieron unirse a Largo y desnudarse antes de entrar.
Una vez dentro pudieron admirar la belleza del lugar. Era un paisaje paradisíaco. Los árboles, los ríos y las cataratas le daban un aire natural que realmente relajaba a todos los visitantes que se adentraban en aquel sitio.
La jungla artificial estaba llena de gente. Era el lugar perfecto para pasar un día libre, y la gente lo sabía. Miraran donde miraran siempre había algo que perturbaba su vista.
"Dios mío, pero qué clase de broma pesada es esto?"
Jack no estaba del todo conforme con la situación. El lugar parecía estar lleno de hombres desesperados y la escasez de mujeres atractivas resultaba algo incómoda.
Largo seguía bailando y pegando brincos por todo el recinto, y de vez en cuando se paraba a hablar con algunos desconocidos. Mientras tanto, el resto se metían en el agua para nadar un poco o dejarse llevar por las corrientes.
Después de un rato, Tongo volvió a unirse al grupo, esta vez sin toalla.
- Qué tal? Cómo lo estáis pasando? Os gusta el lugar?
Para su sorpresa nadie parecía estar escuchándole. Todos estaban centrando su atención en el enorme miembro que Tongo, involuntariamente, estaba exponiendo.
- Qué os pasa? - El portugués no parecía haberse dado cuenta de qué es lo que estaba dejando estupefactos a los componentes del grupo. - Tengo algo en la cara?
Tras unos minutos Largo volvió al grupo. Había inspeccionado todo el lugar y había hablado con prácticamente todos los visitantes. Al llegar a la zona en la que se encontraban sus amigos comenzó a explicarles lo que había visto.
- Ey, chavales, ahí al fondo hay un tobogán de dimensiones descomunales, y más allá una palmera que tiene un tronco que no es normal, y si os fijáis en esa roca os daréis cuenta de que se asemeja sospechosamente a una vagina, pero sólo podría penetrarla un falo de grandes medid... - En ese momento vio que Tongo también se había unido. - Anda, Tongo, pero si estás con nosotros.
Sonriente, Tongo le contestó.
- Sí, claro. Os dije que me uniría a vo... - Antes de acabar la frase el sonido de un fuerte golpe le interrumpió.
Largo se había desmayado.
Rápidamente todos se acercaron a ver qué le había ocurrido, y tras pocos minutos consiguieron reanimarle.
- Largo, estás bien? Qué te ha pasado? - Banyo le abofeteaba la cara mientras le hacía preguntas para mantenerle despierto.
- He tenido una pesadilla. - Largo comenzaba a reaccionar.
- Tío, te has desmayado sin más... qué cojones te ha pasado?
- No sé, tronco... esque me ha parecido ver un enorme...
- Estás bien Largo? - Tongo se acercó a su amigo para ver cómo se encontraba. - Necesitas ayu...
Largo se volvió a desmayar.
Tras abofetearle repetidas veces con progresivo aumento de la intensidad, Largo volvió a despertar. Ahora estaba más blanco que antes y balbuceaba de forma incomprensible.
- Largo, concéntrate... habla más claro. - Banyo seguía sujetándole la cabeza para impedir que se golpeara contra el suelo.
- He... visto... - Largo no podía completar la frase.
- Tranquilo. Respira.
- Enorme... gigantesco... más grande que el mío... humillante...
- De qué cojones hablas? - Banyo comenzaba a desesperarse mientras el resto se amontonaba a su alrededor.
- Joder... - Largo se recuperaba poco a poco. - Habéis visto su tranca???!!!
Señalando a Tongo se incorporó y trató de ocultar su propio miembro con el otro brazo. Largo se sentía humillado. Nunca había visto un aparato de tal magnitud.
- Deja, te traeré una pastillita para que te sientas mejor. - Tongo se disponía a encaminarse hacia la farmacia del balneario cuando Largo le agarró del brazo.
- No necesito pastillitas! Soy perfectamente competente y no me hacen falta tus mierdas, entiendes??!! - Sus ojos reflejaban odio. - Guárdate tus pastillitas para lo que te haga falta, y si quieres se las metes a alguno de estos por el recto, pero yo no necesito pastillitas para funcionar mejor!
- Largo, creo que se refiere más bien a pastillas contra los mareos... no estoy seguro de que hayas entendido lo que quiere decirte... - Banyo trataba de calmar a Largo. Lamentablemente no surgió efecto.
- Tómate tú la pastilla, Banyo, si crees que te hace falta! Yo soy un machote y no me hacen falta esas mierdas!
- Bueno, bueno... con tranquilidad... vámonos a la sauna a sudar un ratito, mejor. - Landros imponía su paz mientras indicaba al resto que fueran adelantándose.
- Bueno, pero antes iré a por una toalla. - Largo se dirigió hacia las taquillas y extrajo su toalla del interior. - Ya está. Vámonos.
El grupo se dirigió hacia las saunas. Al entrar se encontraron con dos sujetos que parecían estar rodando una película.
- A ver, Pleiten... la idea es que tú te gires hacia la cámara, sonrías, hagas una mueca dejando entrever una sonrisa sospechosa, lances un besito disimulado y dejes caer tu toalla, desprendiéndote de ella lentamente. No seas brusco y te la quites de golpe sin respetar todos los pasos anteriores. - El chico más bajito tenía pelo oscuro. Tenía un bañador puesto con la inscrpción "soy insuperable" en el lomo, y llevaba dos chanclas de distintos colores.
- Pero tío... lo intento, de verdad... lo estoy intentando hacer como dices... - El otro llevaba un pendiente en el oído, era musculoso y estaba dotado de unos grandes labios carnosos.
Al entrar Landros y compañía ambos se giraron y saludaron. Eran gente conocida.
- Landrómeda! - Eufórico, Niti saltó en los brazos de Landros, dándole un caluroso beso en la mejilla.
Landros le dejó caer y con una mirada de desprecio le dio una patada. - Hola, Niti. Hola, Pleiten. No nos estorbéis, sólo estaremos un rato.
- Pero... mi capitán! - Niti volvió a saltar sobre Landros, ésta vez se encaramó a su espalda y mientras forzaba una cara poco inteligente comenzó a escupir a Landros con cada palabra que decía.
- Quítate, Niti!
El resto comenzó a reírse.
Niti se bajó y los demás se sentaron en los bancos de la sauna.
Tras largos minutos de silencio, Niti volvió a las andadas.
- Floyd! Qué tal el tour! te dopaste, verdad?
- Niti... quiero sudar en paz. Como no te calles dejaré que se me escape una descompensada ventosidad anal. - Landros seguía impasible.
- Pero Landros... qué te pasa hoy?
- Que me tienen hasta los cojones.
- Quiénes?
- Los Kuntakintes. Siempre fallan en las citas importantes.
- De qué cojones estás hablando? - Largo participó por primera vez en la conversación. - No habían dicho que vendrían?
- Sí, pero al final se decidieron por acudir a la boda del abuelo del primo del cuñado del padre del amigo de Troncheff. Aquel húngaro que vino un día.
- El ciego?
- Ése.
- Y fueron todos?
- Por lo visto...
- Pero si no le conocían de nada...
- Pero tenía en su casa varias PS3 con varios Pro Evolution Soccer 12... con eso ya sabes que...
- Comprendo... - Largo parecía decepcionado. Había gastado el poco dinero que había logrado reunir a lo largo de 12 años de duro trabajo para subvencionar al equipo y el 70% ni siquiera se presentaba a los partidos. - Bueno... qué le vamos a hacer...
Otro largo silencio invadió la sala. Durante varios minutos nadie abrió la boca.
Jack se había dormido, al igual que Banyo. Johnny también estaba en un trance irrecuperable, pero, para la sorpresa de los que aún seguían despiertos, éste se había dormido en un enorme charco que había en el centro de la sala.
- Pero cómo lo hará? - Landros estaba sorprendido.
- Desde Ortigueira le pilló el gusto a dormir sobre mojado. - Largo todavía recordaba aquella visita al ahora desértico país.
- Bueno... yo creo que me uniré al sueñecito. Voy a ponerme el despertador y en media hora salimos de aquí, ok?
- Ok. - Largo y los demás contestaron a Landros al unísono y comenzaron a dormir.

Capítulo 14: Cambio de planes

- Bueno, hemos llegado. - Alexej paró el vehículo y salió cerrando su puerta con cuidado. - Sal del coche, voy a cerrarlo. Tienes que coger las armas, yo mientras tanto le echaré un vistazo a lo que tengo en el maletero.
- Ok. - Juve salió del coche y cerró la puerta pegando un brutal portazo.
- Imbécil! Ten cuidado!
- Anda tío, no se va a romper por un golpecito. Estos coches están hechos especialmente para... -No llegó a acabar la frase cuando, de repente, la puerta se desenganchó con un sonoro cruido y cayó sobre el pie derecho de Juve. - AAAH!
- Serás retrasado! Me has roto el coche!
- Dios! cómo duele!
- Deja de quejarte nenaza! Mira lo que le has hecho a mi coche!
- Es tu culpa por comprarte un coche tan cutre! Si hubieses comprado uno mejor no te habría pasado esto!
- Pero serás capullo! Es un puto Audi A8 blindado! Realmente crees que hay muchos coches mejores que éste???
- Desde luego, conozco muchos a los que no se les cae la puerta sin más.
- Eres un jodido gafe! Esta puerta estaba perfectamente antes de que tú la tocaras!
- Eso es imposible, además... a mi Volkswagen Polo, producción del 96 nunca le ha pasado nada por el estilo.
- Quítate de aquí, vete lejos! - De un empujón Alexej apartó a Juve de su coche. - Vete a por los fusiles y lo que te haga falta que llevamos prisa, ya se me ocurrirá qué puedo hacer con la puerta... Vamos!
Juve abrió la puerta de su portal y subió las escaleras. Al poco tiempo asomó por su ventana sosteniendo los fusiles en las manos.
- Mira Alexej! Te gustan?
- Guarda eso imbécil! Podrías ser algo más discreto, no? Mételos en un saco y vámonos de aquí, ya he conseguido apañar la puerta.
- Ok. Ahora bajo.
Tras unos pocos minutos de espera Juve bajó equipado con dos sacos y una mochila.
- Qué llevas en la mochila?
- Nada... explosivos plásticos, por si nos hacen falta.
- Euhm... bueno... venga, sube al coche.
Juve obedeció y tras subirse ambos en el vehículo Alexej arrancó.
- Tenía pensado buscar al portugués, pero me ha llamado un compañero que está en la ciudad y por lo visto es necesario que me encargue de un trabajito en el nuevo balneario. Según me cuenta otro portugués está dando de qué hablar allí.
- Vaya. Es una invasión, o qué?
- No. Es un escándalo. Hay que eliminar a ese hombre.

Capítulo 13: El desfile

Landros, Johnny y Largo seguían discutiendo sobre el itinerario de sus visitas a diversos países del mundo, cuando en la tele comenzaron a televisar el desfile militar propio del Día de la Hispanidad.
- Qué tiempos... - Largo suspiraba. - Os acordáis de cuando el Día de la Hispanidad era un día 12 de octubre?
- Sí... no sé de quién sería la brillante idea de cambiarlo a un día 29 de febrero... - Johnny tenía toda la pinta de estar decepcionado con aquella decisión.
- Bueno, Zapatero tuvo muchas ideas bastante conflictivas en lo que a política se refiere. Ahora, como director deportivo del Albacete, lo está haciendo bastante mejor. - El cínico tono de Landros resultó sospechoso. - Ha conseguido que el Albacete baje a 3ª regional... un logro, desde luego.
- Sí... menudo inútil. Y lo del himno? Cómo se le ocurre cambiar el himno de España? Ya no sólo ponerle letra... si no encima cambiar la melodía... espera espera! que está sonando, callad, callad... - Johnny empezó a reírse en bajo.
En la tele comenzó a escucharse el nuevo himno:
Tenemos un borracho al que hay que llevar a casa
Tenemos un borracho al que hay que llevar a casa
Tenemos un borracho al que hay que llevar a casa
Tenemos un borracho al que hay que llevar a casa
Se me aplastan los pulmones al no poder tomar aire,
cada vez que comienzo a recitar mis largas frases...
No puedo respirar y tengo sensación de asfixia,
...
- A mí me gusta. Es un clásico. - Largo sin duda adoraba ese himno. Desde su incorporación había desarrollado un exagerado sentimiento patriótico.
- Al loro con la bandera. - Johnny seguía criticando cada uno de las nuevas incorporaciones de la nación. - "La bandera de la paz"... sí, claro... es la bandera del orgullo gay, por Dios!... en serio... Zapatero es un inútil. Somos el hazmereír del universo desde que tomó las riendas de este país.
- Esperad, que ahora sale la unidad especializada de infantería ligera... desde que hicieron cortes de presupuesto, los tirachinas son de las armas más sofisticadas que nos quedan en el ejército.
- No, no... tío, que tenemos catapultas para el apoyo pesado.
- Tío, pero a ver... en realidad tenemos más cosas, lo que pasa es que por miedo al terrorismo sacan a pasear sólo a las unidades que menos peligran.
- Claro... desde cuándo tenemos una jauría de lobos como batallón de asalto? Van armados con lanzacohetes!
- No, no... son secadores. Es por si se mojan en batalla. - Largo era un experto en sistemas de armamento militar.
- Buah! ésta es la parte que más me gusta... ELEFANTES DE GUERRA!... Qué os parece? Se los compramos a Irán. - Landros aportaba un comentario histórico a cada unidad que desfilaba. Su pasión por la historia no conocía límites. En numerosas ocasiones había vendido su cuerpo a la anciana bibliotecaria de la Biblioteca Nacional para poder ampliar sus conocimientos. Sus viajes por el mundo le habían motivado a reconstruir, al menos en espíritu, la Biblioteca de Alejandría, aunque por falta de fondos le denegaron el permiso y tuvo que conformarse con una librería que al poco tiempo le vendió al multimillonario Zipotten.
- Troncos... vamos a estar viendo esta mierda hasta el final? - Johnny no tenía pinta de querer estar mucho más tiempo aguantando aquel circo. - Mañana trabajo y me desesperaría haber perdido mi tiempo viendo una mierda de este calibre pudiendo aprovecharlo para hacer mil otras cosas.
- A ver Johnny... eres el mejor comentarista de fútbol de España, tienes pasta para permitirte un crucero por el caribe. Tu famosa frase "... regatea como ama de casa en las rebajas" se ha convertido en un mito en todo el mundo. Lo han traducido a 27 idiomas!... Joder! puedes perder media hora de tu valiosísimo tiempo!, en serio... eres rico y todavía te quedan muchas cosas por hacer... - Largo se sentía ofendido. Su amor por la madre patria no conocía límites y Johnny tenía tendencia a burlarse de todo aquello. - Al menos déjame continuar viendo el desfile hasta que pase el escuadrón de águilas imperiales equipadas con retrocañones de plasma.
- Qué hacían las águilas? Para qué sirven en batalla?
- Bueno... sustituyeron a las bengalas.
- Oye, en serio... esto es muy triste... vamos a hacer algo... - Johnny seguía insistiendo.
- Qué os parece si llamamos al resto y nos vamos al nuevo balneario que han abierto... a los baños turcos esos... o lo que sea... no sé exactamente qué es... pero tienen sauna, piscinas de esas con cataratas, agua caliente por un tubo, sala de masajes... - A Landros se le iluminaba el rostro mientras proponía la idea.
- No es mala idea. - Johnny parecía satisfecho.
- Ok, invitas tú, que yo no tengo dinero. - Largo solía tener problemas económicos. En la empresa no le pagaban bien y su alquiler le salía bastante caro.
- Tío, Largo... llevas doce años de practicante en tu empresa... no crees que va siendo hora de buscarte algo mejor? Por Dios... llevas viviendo en un piso de cuarenta metros cuadrados desde que tenías 21 años!
- Ya, tío... pero esque no hay puestos libres... a mí me gusatría hacer otra cosa, pero...
- Largo! cojones! Llevan tomándote el pelo desde que empezaste a trabajar! - Johnny ahora adoptó un tono más duro y agarrando del brazo a su amigo comenzó a agitarle con fuerza. - No ves que estás haciendo el trabajo de un director general pero cobrando trienta veces menos?
- Sí... bueno... tienes razón. Voy a tener que ir despertando...
- Pero esque ya no es sólo que tengas poco dinero, tronco... te gastas el 70% en bebidas, así es lógico que no te quede nunca dinero para más... - Landros conocía perfectamente la situación económica de su colega.
- Bueno, bueno... basta de charlas... vamos al puto balneario y nos despejamos un poco. - Largo se había cansado ya de los consejos paternos de sus amigos. - Vale que seais mis mejores amigos, pero de ahí a convertiros en mis padres os queda bastante.
- No. No creas. - Johnny sonreía. - Con la nueva ley que introdujo Zapatero es bastante fácil.
Largo suspiró y apartó la vista de la tele.
- Bueno, es suficiente. Vámonos. Llamad al resto a ver si quieren venirse.
- Por qué no llamas tú? - Johnny estaba cansado de ser siempre él quien llamaba a los demás.
- Tengo la cuenta en números rojos. Pero son números de cinco cifras. Como comprenderás no estoy muy cómodo con la situación, asíque... por favor, llama tú.
Sacando el móvil de su bolsillo Johnny comenzó a marcar números mientras agitaba la cabeza "Nunca aprenderá...".